Dedicando la misa
matutina en la Casa Santa Marta al "noble pueblo chino" que hoy
celebra a Nuestra Señora de Sheshan, María Auxiliadora, Francisco exhorta a
distanciarnos de las riquezas que nos seducen y nos hacen esclavos
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El Papa en Santa Marta (Vatican Media) |
“Tomar distancia de las riquezas, porque Dios
las ha ofrecido para dárselas a los otros” fue la exhortación del Papa
Francisco en la Misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta que, en memoria
de María Auxiliadora, Francisco dedicó al "noble pueblo chino": hoy –
recuerda - en Shanghai se celebra la fiesta de Nuestra Señora de Sheshan, María
Auxiliadora.
La pobreza en el centro
del Evangelio
Comentando
la primera lectura, tomada de la carta del Apóstol Santiago, que muestra cómo
los salarios de los trabajadores no remunerados claman y las protestas han
llegado a los oídos del Señor, el Pontífice repite lo que el apóstol dijo a los
ricos, sin usar "medias palabras", diciendo las cosas "con
fuerza". De hecho, evoca riquezas "podridas". Y, recuerda el
Papa, Jesús no había dicho menos:
"¡Ay
de ustedes, ricos!", en la primera invectiva después de las
Bienaventuranzas en la versión de Lucas. "¡Ay de ustedes, ricos!". Si
uno hoy hiciera un sermón como ese, en los periódicos, al día siguiente:
"¡Ese sacerdote es comunista!". Pero la pobreza está en el centro del
Evangelio. La predicación sobre la pobreza está en el centro de la predicación
de Jesús: "Bienaventurados los pobres" es la primera de las
Bienaventuranzas: Es el documento de identidad, el documento identificativo con
el que Jesús se presenta cuando regresa a su pueblo, en Nazaret, en la sinagoga,
es: "El Espíritu está sobre mí, he sido enviado para proclamar el
Evangelio, la Buena Nueva, a los pobres, la buena noticia a los pobres".
Pero siempre en la historia hemos tenido la debilidad de tratar de eliminar
esta predicación sobre la pobreza creyendo que es una cuestión social y
política. ¡No! Es puro Evangelio, es puro Evangelio.
Amar a Dios con todo el
corazón
Francisco
insta a reflexionar sobre el porqué de una "predicación tan dura". La
razón radica en el hecho de que "las riquezas son una idolatría", son
capaces de "seducción". Jesús mismo, explica el Pontífice, dice que
"no se puede servir a dos señores: o sirves a Dios o sirves a las
riquezas": da, por tanto, "categoría de Señor” a las riquezas, es
decir - agrega - la riqueza “te agarra y no te suelta y va en contra del primer
mandamiento ", amar a Dios con todo tu corazón.
El
Pontífice observa también que las riquezas van "contra el segundo
mandamiento porque destruyen la relación armoniosa entre nosotros, los
hombres", "arruinan la vida", "arruinan el alma". El
Papa recuerda la Parábola del rico - que pensaba en la "buena vida",
en las fiestas, en las vestimentas lujosas - y la del mendigo Lázaro, "que
no tenía nada". Las riquezas – reitera – "nos alejan de la armonía
con nuestros hermanos, del amor al prójimo, nos hacen egoístas". Santiago
reclama el salario de los trabajadores que cosecharon en las tierras de los
ricos y que no han sido pagados: alguien - dice Francisco - puede confundir al
Apóstol Santiago con "un sindicalista". Sin embargo, asegura el
Pontífice, él es el Apóstol "que habla bajo la inspiración del Espíritu
Santo". Parece – señala - una cosa de hoy:
Incluso
aquí, en Italia, para salvar los grandes capitales, se deja a la gente sin
trabajo. Va contra el segundo mandamiento y quién hace esto: "¡Ay de
ti!". Yo no, Jesús. Ay de ustedes que explotáis a la gente, que explotáis
el trabajo, que pagáis en negro, que no pagáis la contribución para las
jubilaciones, que no dais vacaciones - dijo el Papa Francisco -
¡Ay de ti! Hacer "descuentos", hacer estafas sobre aquello que se
debe pagar, sobre el salario, es un pecado, es pecado. "No, padre, yo voy a
misa todos los domingos y voy a esa asociación católica y soy muy católico y
hago la novena de esto...". ¿Pero luego no pagas? Esta injusticia es
pecado mortal. No estás en la gracia de Dios. No lo digo yo, lo dice Jesús, lo
dice el Apóstol Santiago. Es por eso que las riquezas te alejan del segundo
mandamiento, del amor al prójimo.
Hacer oración y
penitencia por los ricos
Las
riquezas, por lo tanto, tienen una capacidad que nos hacen
"esclavos". Es por eso que Francisco exhorta a "hacer un poco
más de oración y un poco más de penitencia", no para los pobres sino para
los ricos:
Tú
no eres libre ante las riquezas. Para ser libre ante las riquezas debes
distanciarte y orar al Señor. Si el Señor te ha dado riquezas es para dárselas
a los demás, para hacer en su nombre tantas cosas buenas por los otros. Pero
las riquezas tienen esta capacidad de seducirnos y en esta seducción caemos,
somos esclavos de las riquezas.
Giada
Aquilino – Ciudad del Vaticano
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