El
bautismo nos abre la puerta a una vida de resurrección, no a una mundana: es
cuanto afirmado por el Papa Francisco en el miércoles 9 de mayo, continuando
con el ciclo de catequesis sobre este sacramento, centrado hoy en “la
regeneración”
![]() |
Audiencia General del Papa Francisco (AFP or licensors) |
La pila bautismal, lugar
de nuestro renacimiento
“La
fuente bautismal es el lugar en el que se hace Pascua con Cristo”: para ahondar
en la explicación del sacramento del Bautismo, en la catequesis del miércoles 9
de mayo el Pontífice visualizó este lugar sagrado, lugar donde "se
entierra al hombre viejo para que renazca una creatura nueva", y recordó
para ello la explicación de san Cirilo de Jerusalén a los nuevos bautizados:
“En el mismo momento habéis muerto y habéis nacido, y aquella agua llegó a ser
para vosotros sepulcro y madre” (n 20, Mistagógica 2, 4-6: Pág. 33, 1079-1082).
El
Santo Padre remarcó la importancia de las imágenes de la tumba y del seno
materno, de san Cirilo, referidas a la fuente bautismal, para explicar la grandiosidad
de lo que sucede a través de simples gestos del Bautismo.
“La
madre Iglesia da a luz en el agua, con un parto virginal, a los que ha
concebido por obra del espíritu divino”: en relación a esta frase inscripta en
el baptisterio de san Juan de Letrán y que se atribuye al Papa Sixto III, el
Papa proclamó su belleza: la de la Iglesia que nos hace nacer, la Iglesia que
es vientre, es madre nuestra a través del Bautismo”.
Con
"el lavacro santo - dijo en español - acompañado de la invocación a la
Santísima Trinidad", el hombre viejo se sepulta para que renazca una
creatura nueva. "Morimos y nacemos en el mismo instante, pues la fuente
bautismal se convierte en sepulcro y en madre. Estas dos imágenes manifiestan
la grandeza de lo que sucede por medio de los gestos sencillos del bautismo”.
El bautismo, sello
imborrable: somos para siempre hijos de Dios
Sucesivamente
recordó las palabras del Padre, «tú eres mi hijo amado», para reiterar que una
vez que nos hemos convertido en hijos suyos, en Jesús, lo somos “para siempre”.
Y citando el Catecismo de la Iglesia católica aseguró que se trata de un sello
espiritual imborrable:
“Este
sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar
frutos de salvación”.
En
la catequesis que impartió en español, el Romano Pontífice resumió de este
modo: “Nuestros padres nos generaron a la vida terrena; la Iglesia, en el
Bautismo, nos regenera a la vida eterna, haciéndonos hijos de Dios para
siempre. Por eso, también sobre cada uno de nosotros, renacidos del agua y del
Espíritu Santo, el Padre dice amorosamente: «Tú eres mi hijo amado» (cf. Mt 3, 17).
El bautismo no se repite porque imprime un sello sacramental indeleble que el
pecado no puede borrar, pero sí impedir que dé frutos de salvación”.
“¡El
sello del Bautismo no se pierde jamás!", añadió dejando los papeles de
lado. Y a los fieles en la plaza presentó una suposición: "‘Pero, padre,
si una persona si una persona se convierte en un bandido de los más famosos,
que mata a la gente, que comete injusticias… ¿el sello se va?’ No".
"Continúa siendo un hijo de Dios, que va en contra de Dios";
"Dios nunca niega a sus hijos”.
La unción Crismal nos
conforma a Cristo
El
Obispo de Roma siguió desglosando el rito del Bautismo, y habló del paso
sucesivo, a saber, el de la unción con el santo crisma, que es "signo del
sacerdocio real del bautizado y de su agregación a la comunidad del pueblo de
Dios":
"La
unción crismal, nos conforma a Cristo Sacerdote, Profeta y Rey. Por eso, todo
el Pueblo de Dios, animado por el Espíritu Santo, participa de esas funciones,
y tiene la responsabilidad de misión y servicio que de ellas deriva”.
“¿Y
qué significa participar en el sacerdocio real y profético de Dios?" -
añadió en italiano. "Significa hacer de sí mismos una ofrenda agradable a
Dios, dando testimonio a través de una vida de fe y de caridad, al servicio de
los demás, tras el ejemplo del Señor Jesús”.
Vivir la grandeza de la
vocación cristiana en la Iglesia
En
los saludos que impartió a los fieles el romano Pontífice invitó a los
peregrinos de lengua española “a considerar la grandeza de la vocación
cristiana que recibimos en el bautismo, y vivirla unidos a Cristo en la
Iglesia, de modo que pueda dar frutos abundantes en una vida de fe y de
caridad, al servicio de los hermanos”, mientras que a los jóvenes, los
ancianos, los enfermos y los recién casados, haciendo presente que estamos en
el mes mariano, les pidió que cultiven la devoción a la Virgen como Madre
de Dios, rezando el Santo Rosario, para que “acogiendo los misterios de Cristo
en vuestras vidas, puedan ser cada vez más un don de amor para todos
Griselda
Mutual - Ciudad del Vaticano
Vatican
News