Cuatro ojos ven más que
dos
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¡Vaya
semana que llevo! No una, ni dos, ni tres veces me ha pasado que estoy buscando
algo en el sitio correcto pero... no doy con ello.
El
domingo, Lety me dijo que si le podía leer una frase que ella misma había
escrito a mano en unos papeles. Yo, por más que daba vueltas a los papeles, no
encontraba nada escrito a mano.
-En
la portada -me especificó.
Pero
yo seguía sin encontrarlo. Al final me fui con los papeles para ver si lo
encontraba ella. Y, nada más dárselos... allí estaba el papel, como por arte de
magia.
Dos
días después, me senté al ordenador a continuar con un trabajo que una semana
antes había guardado yo misma.
“Vaya,
el documento no está en esta carpeta”, pensaba para mis adentros, “En esta
tampoco... ¡qué raro!, pero no puede haber desaparecido...”
Hasta
que, finalmente, antes de desesperarme, pedí ayuda a una hermana, convencida de
que cuatro ojos ven más que dos, y que seguramente lo tenía delante, pero no lo
veía.
Y,
efectivamente, al instante lo encontró.
Sin
ir más lejos, ayer mismo, cuando estábamos en la cocina, abrí el armario de las
sartenes buscando una en concreto. Miré por aquí, por allá... nada, no había
manera de dar con la que andaba buscando. Al final, ya un poco resignada, me
decidí a coger otra, y fue al levantar esa cuando... ¡allí estaba! ¡Pero si me
parecía que la había buscado por todo el armario...!
Me
entró la risa al pensar que yo, porque no tengo gafas, que si no, sería de esas
personas que se ponen a buscar las gafas como locas hasta que alguien les dice
“las llevas en la cabeza”.
Y
es que con el Señor muchas veces nos sucede lo mismo: parece que aun teniendo
la experiencia de que siempre está con nosotros, hay veces que no sabemos verle
con facilidad. Él siempre permanece a nuestro lado; son nuestros ojos los que
no siempre saben verle vivo y real, actuando en nuestra vida.
Por
ello, el Señor te regala dos cosas: En primer lugar, nos da la certeza de saber
que Él siempre está contigo (“Yo estoy con vosotros todos los días”, Mt 28,
20), y, a su vez, esa certeza te hace saber que, si buscas al Señor en tu día a
día, en tus cosas, estás buscando en el sitio correcto. Por otro lado, también nos
regala a los hermanos, que muchas veces son los que nos ayudan a verLe.
Hoy
el reto del amor es buscar al Señor en tu día. Él no se esconde, Él siempre
está, por ello, pídele unos ojos nuevos para poder descubrirLe a tu lado. Pero,
si no Le ves en aquello que te preocupa o que te tiene atareado, no te
compliques: compártelo con alguien que sepas que te puede ayudar. Sus palabras
te recordarán cómo Cristo te ama, y descubrirás de nuevo que Él siempre está.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma