En el tercer domingo de
Pascua, el Papa Francisco habló acerca del cuerpo como un "regalo
maravilloso de Dios, destinado, en unión con el alma, a expresar plenamente la
imagen y semejanza de Él"
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Regina Coeli del tercer domingo de Pascua 2018 |
En
el tercer domingo de Pascua y antes de rezar el Regina Coeli a la madre del
cielo, el Papa Francisco hablando de “la experiencia de Cristo Resucitado hecha
por sus discípulos" aseguró que “debemos tener una idea positiva de
nuestro cuerpo” ya que “puede convertirse en una ocasión o en un instrumento de
pecado, pero el pecado no es causado por el cuerpo, sino por nuestra debilidad
moral”.
Narrando
el Evangelio según San Lucas, donde Jesús se manifiesta a los Apóstoles
diciéndoles: "La paz esté con vosotros", el Papa Francisco explica
que se trata tanto "de la paz interior, como de la paz que se
establece en las relaciones entre las personas”.
El
episodio contado por el evangelista Lucas insiste mucho en el realismo de la
Resurrección, de hecho – asegura Francisco - no es una aparición del alma de
Jesús, “sino de su presencia real con el cuerpo resucitado”.
“Jesús
se da cuenta de que los Apóstoles están desconcertados al verlo porque la
realidad de la Resurrección es inconcebible para ellos” continúa el Papa. Creen
que ven un fantasma, “pero Jesús resucitado no es un fantasma, es un hombre con
cuerpo y alma” y es por ello que les dice: "Miren mis manos y mis pies:
¡soy realmente yo! Tocadme y mirad; un fantasma no tiene carne ni huesos, como
veis que tengo”. Y como esto no parece suficiente para vencer la incredulidad
de los discípulos, Jesús les pregunta: "¿Tienen aquí algo para comer? Los
discípulos le ofrecen un poco de pescado asado y Jesús lo toma y se lo come
delante de ellos.
El cuerpo no es un
obstáculo o una prisión del alma
Tras
narrar el Evangelio según San Lucas, el Papa afirmó que “la insistencia de
Jesús en la realidad de su Resurrección ilumina la perspectiva cristiana sobre
el cuerpo”, pues el cuerpo “es creado por Dios” y el hombre no está completo
“si no es una unión de cuerpo y alma”.
Jesús,
que ha vencido la muerte y ha resucitado en cuerpo y alma, nos hace comprender
que debemos tener una idea positiva de nuestro cuerpo: “El cuerpo es un regalo
maravilloso de Dios, destinado, en unión con el alma, a expresar plenamente la
imagen y semejanza de Él”, dijo el Papa - por lo tanto, continuó -
“estamos llamados a tener un gran respeto y cuidado de nuestro cuerpo y
el de los demás” ya que toda ofensa, herida o violencia al cuerpo de nuestro
prójimo "es un ultraje para Dios el creador”.
Además,
Francisco envió un particular pensamiento a todos los niños, las mujeres y los
ancianos maltratados en el cuerpo: “En la carne de estas personas encontramos
el cuerpo de Cristo; Cristo herido, burlado, calumniado, humillado, azotado y
crucificado” pero Jesús lo que nos enseñó fue “el amor”, un amor que, en su
Resurrección – puntualizó el Santo Padre – “ha demostrado ser más poderoso que
el pecado y la muerte, y quiere salvar a todos aquellos que experimentan en su
propio cuerpo las esclavitudes de nuestros tiempos”.
“Vivimos
en un mundo donde prevalece la prepotencia contra los más débiles y el
materialismo que sofoca el espíritu”, señaló el Pontífice, y es por eso que el
Evangelio de hoy “nos llama a ser personas capaces de mirar profundamente,
llenas de asombro y gran alegría por haber encontrado al Señor resucitado” y
concluyó pidiendo, por la intercesión materna de la Virgen María para que “nos
sostenga en este camino”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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