Él está detrás
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
No
hay persona que no se asombre ante el arcoíris; es algo espectacular que a
todos nos hace mirar hacia arriba.
Ayer
mismo cayó otra tromba de agua. Pero al poco se separaron los nubarrones,
dejando hueco para unos rayos del sol bajo de la tarde. Todo el cielo se
iluminó y apareció el precioso anillo de colores.
Al
instante caí en la cuenta de que el arcoíris siempre aparece en medio de la
tormenta; por ello, el Señor me regaló verlo como un recordatorio de que
siempre podemos confiar.
Sí,
sí, porque, para que suceda este fenómeno de la naturaleza, es necesario que
esté lloviendo, y que un rayo del sol atraviese las gotas de lluvia, provocando
así esos destellos de colores.
De
igual modo, en medio de nuestras tormentas, cuando la desconfianza asoma con
esos nubarrones de pensamientos que nos nublan y que nos impiden ver el Sol,
siempre tenemos la certeza de que podemos confiar: el Sol está detrás, y en
cualquier momento nos regala el arcoíris. Basta con una pequeña apertura, basta
con solo un rayo de sol, y el anillo lucirá en nuestro cielo.
Así
es el Señor; nunca nos deja solos, no hay un instante de nuestra vida que no
esté bajo su cuidado. Él, todo lo que nos sucede, lo aprovecha para nuestro
bien. Cuando llega el momento de la confianza... ¡podemos confiar!
Y
es que no hay tortura más grande que la desconfianza. Es un callejón que se va
estrechando más y más, y al final te deja sin salida. Sin embargo, cuando
vivimos con confianza, somos felices, nos volvemos sencillos. Y lo genial es
que no nos pide una confianza ciega: en medio de grises nubarrones, nos regala
el arcoíris.
Hoy
el reto del amor es descansar en la confianza. No dejes que nada ni nadie nuble
tu mente y tu corazón: vive de Cristo, confía en Él. En Él está la seguridad
para confiar en los demás.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma