Nuestro
Dios es el Dios de las sorpresas “y siempre hay una sorpresa detrás de la
otra”, dijo el Papa
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El Papa Francisco preside la misa de Pascua de Resurrección en la Plaza de San Pedro (AFP or licensors) |
Tras
haber celebrado anoche en la Basílica Vaticana la Vigilia Pascual de la Noche
Santa, esta mañana a las 10.00 el Papa Francisco presidió en la Plaza de San
Pedro la Santa Misa del día de Pascua de Resurrección ante la presencia de
miles de fieles y peregrinos llegados de numerosos países para vivir en la
Ciudad Eterna la fiesta más grande de la cristiandad, junto a trescientos
sacerdotes, ciento cincuenta obispos y veinticinco cardenales
Tras
la noche “del silencio ante la muerte del Señor”, de la oscuridad envuelta por
el frío que la acompaña, un silencio en el que cada uno de nosotros “puede
reconocerse, y que cala profundamente en las grietas del corazón del discípulo
que ante la cruz permanece sin palabras” – tal como dijo el Papa Bergoglio
anoche en su homilía de la Vigilia Pascual – llegamos hoy a la mañana de la
Pascua en que contemplamos a Jesús vivo, cual núcleo del mensaje cristiano.
En
su homilía de esta mañana el Papa destacó la sorpresa de las mujeres que
querían ungir el cuerpo del Señor. Porque nuestro Dios – dijo – es el Dios
de las sorpresas “y siempre hay una sorpresa detrás de la otra”.
El anuncio hecho sorpresa
“Y
la sorpresa – añadió – es lo que nos conmueve el corazón”. La sorpresa es “un
golpe bajo”, para decirlo con el lenguaje de los jóvenes. El primer anuncio:
sorpresa. El segundo: la prisa, las mujeres corren. Las sorpresas de Dios nos
ponen en camino inmediatamente, sin esperar.
Y
así corren. Para ver. Y Pedro y Juan, corren.
Los
pastores, en la noche de Navidad – recordó Francisco – corren para ver lo que
habían anunciado los ángeles. Y la samaritana, corre. Esa gente corre, deja lo
que está haciendo. También el ama de casa deja las patatas en la olla, y aunque
las encuentre quemadas, corre para ver.
El Señor también tiene
paciencia con quienes no van tan de prisa
“También
hoy sucede en nuestros pueblos, en nuestros barrios – agregó el Obispo de Roma
en su homilía pronunciada de modo espontáneo – que se corre para ir a ver. Así
se dan las sorpresas, siempre, de prisa”. A la vez que destacó que en el
Evangelio hay uno “que no quiere arriesgarse” y “se toma un poco de tiempo”:
Tomás. A quien el Señor espera con amor. Es el que decía ‘creeré cuando vea’.
Pero “el Señor también tiene paciencia con quienes no van tan de prisa”.
El
anuncio: sorpresa. La respuesta: de prisa. Y el tercer punto – dijo el
Pontífice – es una pregunta: “¿Y yo qué? ¿Tengo el corazón abierto a las
sorpresas de Dios? ¿Soy capaz de ir de prisa, o siempre con esa cantilena, veré
mañana, mañana?... Para decir, igual, mañana… ¿Qué me dice a mí la sorpresa?”
Juan
y Pedro fueron corriendo hacia el sepulcro, recordó el Papa. De Juan el
Evangelio nos dice que creyó y también Pedro creyó. Su fe “era una fe un poco
mezclada con el remordimiento por haber negado al Señor...”
“El
anuncio hecho sorpresa – terminó diciendo Francisco en su homilía –. ¿Y
yo hoy en esta Pascua de 2018 qué?”
María Fernanda
Bernasconi – Ciudad del Vaticano
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