El
3 de abril de 2005 el equipo Ferrari decidió renunciar parcialmente a su
característico color rojo y tiñó de negro el morro de su coche en señal de luto
por la muerte del Papa polaco
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El Ferrari con el morro negro en señal de luto.
Foto: Rabih Moghrabi/DPA/AFP
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Este lunes 2 de abril se cumplieron trece años de la muerte de Juan Pablo
II, sucedida en 2005 en la víspera del Domingo de la Misericordia a causa de
una septicemia y un colapso cardiopulmonar irreversible. El fallecimiento del
santo Papa polaco se lloró en el mundo entero. El luto alcanzó incluso al
campeonato del mundo de Fórmula 1.
Un día después de la muerte de Karol Wojtyla se disputaba el Gran Premio de
Bahrein, tercera prueba del año del campeonato del mundo de Fórmula 1, en el
circuito de Sakhir. En aquella carrera –que ganó el español Fernando Alonso–,
el equipo Ferrari decidió renunciar parcialmente a su característico color rojo.
La escudería italiana tiñó de negro el morro de su coche en señal de luto por
la muerte del Pontífice.
«No se pueden explicar las emociones»
El gesto vino precedido de unas palabras del entonces piloto de Ferrari,
Michael Schumacher, pocos minutos antes de disputarse la carrera en Bahrein.
«La atmósfera ahora es muy extraña en todos nosotros. No se pueden explicar las
emociones y las sensaciones que hay en todo el equipo», dijo el piloto alemán.
«En cuanto me enteré tuve un flashback de mis encuentros con este gran
hombre que vivirá en mi corazón para siempre», dijo por su parte Matteo
Bonciani, jefe de prensa de la escudería.
Las palabras y el luto del equipo italiano por Juan Pablo II se produjeron
apenas dos meses después de que ambos se encontraran en una audiencia en el
Vaticano en el mes de enero de 2005 [Pincha AQUÍ para leer las palabras de Juan Pablo II a Ferrari el 17 de
enero de 2005].
Pero esta no fue la primera audiencia del Santo Padre con Ferrari y tampoco
la más conocida. En el año 1988 Wojtyla visitó las instalaciones de la
escudería italiana en Maranello y posteriormente celebró una Misa en el
circuito de Fiorani. Al llegar a la pista, Juan Pablo II se dispuso a recorrer
el trazado con el papamóvil para saludar a los fieles que allí se congregaron.
Alguien sugirió entonces cambiar por un día el papamóvil por un Ferrari. De
esta forma, el Papa se subió a un Ferrari Mondial 8.
J. C. de A.
Fuente: Alfa y Omega