Oración de intercesión
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
entré en el oratorio del Noviciado y me senté en el suelo para estar un rato
con el Señor. Durante un buen rato me quedé mirando el cesto de mimbre que
tenemos debajo del Sagrario. Este cesto es “nuestro arca”; es decir, donde
ponemos todas las peticiones de oraciones que nos hacen. Por ejemplo, llama una
persona pidiendo que oremos por su hijo, o por un amigo enfermo, o por un
trabajo... se escribe esa petición en un papel y se pone en el cesto. ¡Así está
lleno de vida!
Ahora
en el cesto hay papeles de todos los colores y, sobre todo, muchos nombres e
historias.
Cada
vez que estamos en el oratorio intercedemos ante el Señor por todas estas
peticiones de oración, ya que nuestra vocación es de intercesión: ser puente
entre Dios y los hombres.
Al
bajar a Vísperas me encontré con las sacristanas, que estaban poniendo el
Monumento para el Jueves Santo. De pronto tuve una idea. Les pedí que si podría
bajar el cesto de oraciones y ponerlo a los pies del Monumento, para orar por
todas estas intenciones en los Días Santos. ¡Y me dijeron que sí!
Qué
especiales son estos días, donde todo te habla del Señor de una manera tan
fuerte y palpable, todo respira oración profunda. ¡Va a ser genial poder orar
por tantas personas!
En
la oración de la tarde, pensando en lo que celebraremos en el Triduo Pascual,
le daba gracias al Señor por este gran misterio de dolor y vida. Sí, pues de
este sufrimiento de Cristo nace para nosotros la vida. Y lo único que nos pide
Jesús en estos días es que nos colguemos de Él.
No
quieras vivir la Semana Santa programando; deja las riendas a Cristo, permítele
que Él te organice estos días. Tú ve detrás de Él dándole gracias porque, por
su pasión, muerte y resurrección, tú puedes ser feliz.
Hoy
el reto del amor es que entres en una iglesia o en tu habitación y que, ante la
cruz de Cristo, hagas tu oración. ¿Y qué es orar? La oración es sentarse un
ratito con Jesús y hablarle de corazón a corazón. Cuéntale lo que te pesa, lo
que te hace sufrir, lo que te preocupa, también lo que te hace feliz, los
sueños que tienes... Todo lo que llevas en tu corazón déjalo en el corazón de
Cristo; y tú podrás descansar. Ahora que ya has compartido todo con Jesús, es
muy importante que no le des soluciones a las cosas, sino que hagas un acto de
confianza en Él, que dejes a Dios ser Dios. Él ya está actuando en tu vida,
pídele unos ojos nuevos para verle actuar. Y dale gracias por todo. Esto es
orar. Descansar tu corazón inquieto en Su corazón y recibir del corazón de
Cristo una paz y una alegría insuperables. Te invito también a que ores por esa
persona que necesita que intercedas por ella.
Y,
si quieres que pongamos tu petición en nuestro cesto para que oremos por ella
el Jueves Santo, puedes enviarla a este correo electrónico.
Encenderemos
una vela junto al Señor por ti.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma