Piensa...
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Si
media calva tiene 1.000 pelos, ¿cuántos tiene una calva entera? Antes de seguir
leyendo, tómate tiempo para calcular.
¿Ya?
¿Lo has calculado? Si has multiplicado bien, para llegar a la calva entera
habrás calculado 2.000, ¡lástima que una calva entera no tiene ningún pelo!
Con
este acertijo, una amiga se quedaba con nosotras y nos decía cómo en un aula de
profesionales de las matemáticas todos hicieron perfecto el cálculo... ¡sin
darse cuenta de que la calva no tiene pelo!
Aquí
va otro:
Un
puente aguanta solamente mil kilos de peso, a partir de los cuales se hunde
irremisiblemente. Un camión pesa exactamente mil kilos cuando entra en el puente.
A mitad de recorrido, una pluma se posa suavemente sobre él, pero el puente no
se hunde. ¿Por qué?
Piensa
un poco y... ¡aquí va la respuesta! Al recorrer la mitad del puente, ha
consumido parte de su gasolina, por lo que pesa menos que cuando entró, así que
ya no se cae.
¿Y
éste? El otro día Miguelito consiguió apagar la luz de su dormitorio y meterse
en la cama antes de que la habitación quedase a oscuras. Hay tres metros desde
la cama al interruptor de la luz. ¿Cómo pudo ser?
Piensa
un poco... ¿cómo crees que ocurrió? Aquí va la respuesta: ¡era de día!
Y
ya el último: Cinco señoras paseaban por el centro de la ciudad debajo de un
solo paraguas de tamaño normal. Ninguna se mojó. ¿Cómo es posible?
¿Has
pensado cómo se colocaron para no mojarse?... Te damos la respuesta: ¡no
llovía!
Y
es que, desde que nuestra amiga nos compartió la anécdota, Israel y yo
estuvimos diciendo un juego de lógica tras otro. Nos dimos cuenta de que
demuestran que no podemos mirar las cosas desde un único punto de vista. No
podemos juzgar las situaciones, a las personas... sin considerarlas en su
totalidad, pero, ¡con qué facilidad resolvemos los acertijos de cada día según
las apariencias! Vemos y juzgamos.
Sin
embargo, cada persona es mucho más de lo que podemos percibir desde nuestras
vivencias: no son pelos, ni señoras con paraguas, ni interruptores... las
personas somos mucho más. Todos tenemos vivencias, pasado, heridas que nos van
configurando, y, cuanto más descubrimos del otro en su totalidad, tanto más
desciframos el acertijo de su comportamiento, comprendemos y podemos dejar
entrar la Misericordia a nuestra forma de mirar y acoger.
Jesús
siempre miraba desde el Amor. Siempre tendía una mano, acogía y se sentaba
junto a las personas que eran rechazadas por otros; Su mirada de Misericordia
le permite siempre descifrar los acertijos que se esconden en cada uno: la
desconfianza que hay detrás del miedo a perder a alguien, la seriedad por las
heridas de un pasado difícil...
Hoy
el reto del amor es que descifres el acertijo que tienes delante. Corta o
cambia de conversación cuando sientas que se entra en juicios o se critica a
una persona que no está. Pídele al Señor poder ver más allá, desde Su mirada.
Deja que Cristo te vaya descubriendo los enigmas con los que te encuentras y, en
un rato de descanso... ¡averigua cuántos caen en los acertijos de este reto!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma