Puntualidad a prueba de
bombas
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día me tocaba dirigir el rezo del Viacrucis. Bajé la escalera y me
encontré la puerta del pasillo corto cerrada. Era evidente que se trataba de
una indicación a usar el otro pasillo... ¡pero es que da un rodeo enorme!
Mi
objetivo era ser puntual, así que... abrí la puerta.
Antes
de seguir corriendo, quise volver a cerrarla, pero, ¡imposible!
Aunque
tiraba con todas mis fuerzas, una y otra vez se abría. El antiquísimo hierro
que hace las veces de picaporte... ¡se había enganchado!
Tras
arreglarlo y cerrar la puerta... ¡oh, oh! Parecía que había pasado un huracán.
Las sillas, tiestos y demás objetos que generalmente están pegados a la pared,
estaban por mitad del pasillo. ¡Alguien se había quedado a medias con la
limpieza!
Aquello
se convirtió en una carrera de obstáculos. Menos mal que el suelo ya se había
secado...
Y,
al otro lado del pasillo, donde no hay puerta, me esperaban unas sillas
tumbadas haciendo las veces de barrera. ¡Me tocó saltarlas y seguir corriendo,
que no llegaba!
Como
decía un escritor: “A veces los atajos conducen a caminos más largos...”
¡Realmente
habría sido más fácil ir por el otro pasillo! ¡Y todo por no fiarme!
Es
impresionante pensar que el Señor haya querido la mediación. No quiere que
caminemos solos, sino que siempre nos pone al lado a una persona que nos
acompaña y nos guía en nuestro camino hacia Él.
Y
es que nadie es buen guía de sí mismo, pero, ¡qué difícil resulta a veces
fiarse! Porque puede ser que tengas muy claro cuál es el mejor camino... pero
no siempre vemos toda la realidad.
Cristo
te dará señales, indicaciones de por dónde tienes que caminar, pero siempre te
dejará libre. Y, decidas lo que decidas, ¡permanecerá a tu lado! La única
diferencia será la cantidad de obstáculos que encuentres. Pero, ya se sabe, en
la vida se aprende por confianza... ¡o por experiencia!
Hoy
el reto del amor es orar por la persona que Cristo te ha puesto para que te
acompañe en tu camino hacia Él. En tu oración, da las gracias por los
obstáculos que te ayuda a librar, pide por sus intenciones y, sobre todo, ¡ora
por él o ella, para que sea siempre un instrumento del Señor para ti! Hoy
escríbele un mensaje dándole las gracias. ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
