El Papa Francisco señala a las ‘Fake news’ como “informaciones infundadas,
basadas en datos inexistentes o distorsionados, que tienen como finalidad
engañar o incluso manipular al lector
Ante
el escándalo mundial por la metodología de trabajo que la organización
Cambridge Analytica llevó adelante, según denuncia un canal británico, en más
de 200 países, cobra especial vigencia el mensaje que el Papa Francisco
escribió para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año.
¿Cómo
trabaja Cambridge Analytica?
La compañía denunciada se dedica a ejecutar
campañas políticas. Según reconocieron sus responsables en una cámara oculta
realizada por Channel 4 News, cuyo periodista se hizo pasar por alguien
interesado en influir en las elecciones de Sri Lanka, la empresa ofrece
identificar perfiles en redes sociales, lanzar noticias a esos perfiles, y
eventualmente “dar un empujoncito”.
El
director de Política Global Cambridge Analytica Mark Turnbull explicó:
“Nosotros sólo ponemos información en el torrente sanguíneo de internet, y
entonces vemos cómo crece, le damos un empujoncito cada tanto… como con un
control remoto. Tiene que pasar sin que nadie piense, ‘eso es propaganda’,
porque en el momento en que se piensa eso la siguiente pregunta es ‘¿quién la
hizo?’”. Hasta allí, nada que no hagan otras empresas de publicidad, o lo mismo
que puede hacer con menor o mayor especificidad e inteligencia de datos
cualquier persona.
La
gravedad del asunto emerge con la naturaleza de la información que distribuye
la agencia, ya que en voz de su CEO Alexander Nix, la información “no tiene que
ser verdad, sólo tiene que ser creíble”. “No sirve pelear una campaña con
hechos, porque en realidad, todo es cuestión de emoción, todo es emoción”,
confirma Turnbull.
El
escándalo sale a la luz porque durante la campaña que llevó a la victoria de
Donald Trump por sobre Hillary Clinton la compañía habría obtenido ilegalmente
información de 50 millones de usuarios de Facebook, con los que habría
elaborado un software predictivo para distribuir la propaganda. Según Cambridge
Analytica, la información de la que dispusieron no es otra que la que ofrece
Facebook a las compañías de Publicidad para segmentar sus anuncios.
Formalmente,
el delito no sería mentir y querer influir desde la mentira, sino el uso
indebido de esos datos para dirigir las mentiras. Pero indigna todo.
Independientemente
de la cuestión legal, cobra vigencia ante este escándalo el mensaje del Papa
para la*52 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: «La verdad os hará
libres» *(Jn 8, 32). Fake news y periodismo de paz. En él, el Papa Francisco
señala a las ‘Fake news’ como “informaciones infundadas, basadas en datos
inexistentes o distorsionados, que tienen como finalidad engañar o incluso
manipular al lector para alcanzar determinados objetivos, influenciar las
decisiones políticas u obtener ganancias económicas”.
El
análisis del Papa es clarividente, y se refleja claramente en el escándalo de
Cambridge Analytica en Facebook: “La eficacia de las fake news se debe, en
primer lugar, a su naturaleza mimética, es decir, a su capacidad de aparecer
como plausibles. En segundo lugar, estas noticias, falsas pero verosímiles, son
capciosas, en el sentido de que son hábiles para capturar la atención de los
destinatarios poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro
de un tejido social, y se apoyan en emociones fáciles de suscitar, como el
ansia, el desprecio, la rabia y la frustración.
Su difusión puede contar con el
uso manipulador de las redes sociales y de las lógicas que garantizan su
funcionamiento. De este modo, los contenidos, a pesar de carecer de fundamento,
obtienen una visibilidad tal que incluso los desmentidos oficiales difícilmente
consiguen contener los daños que producen”.
El
Papa escribe en su mensaje que nadie puede eximirse de la responsabilidad de
hacer frente a las falsedades. Y señala como loables las iniciativas orientadas
a la lectura y el uso crítico de la información en redes sociales, y las
iniciativas institucionales y jurídicas que buscan frenar su difusión. Pero el
mejor antídoto, sugiere, “no son las estrategias, sino las personas, personas
que, libres de la codicia, están dispuestas a escuchar, y permiten que la
verdad emerja a través de la fatiga de un diálogo sincero; personas que,
atraídas por el bien, se responsabilizan en el uso del lenguaje”.
Fuente:
Aleteia