Por impulso del papa
Francisco, la Santa Sede trata de normalizar las relaciones con la República
Popular China. Incluso si provoca inquietud
La
Iglesia católica china es un asunto tan crucial como socavado para el Vaticano.
Las declaraciones recientes del cardenal chino Zen han puesto de relieve cómo
el Vaticano ha tomado una nueva orientación diplomática con relación a China.
Se cuestiona la designación por el Vaticano de dos obispos que habían sido
nombrados anteriormente por el Partido comunista chino. Al actuar así, el
Vaticano parece respaldar la existencia de la “Iglesia patriótica” china, cuyos
obispos son designados por el Gobierno chino. Aleteia se reúne con Régis Anouilh,
antiguo periodista de la agencia informativa Église d’Asie, de las
Misiones Extranjeras de París.
¿Por qué el Vaticano tiene
interés en normalizar sus relaciones con China?
Régis
Anouilh explica que si uno se pregunta por la estrategia, el Vaticano tiene
buenas razones para querer normalizar sus relaciones con China. “La Iglesia
católica china está experimentando un profundo cambio, y la división entre una
Iglesia patriótica y una Iglesia clandestina es una carga que pesa. ¡Tenemos
que salir de aquí!”. De hecho, la Iglesia secular, nacida de la obra de
evangelización de los jesuitas, está cambiando a gran velocidad y contaría con
entre 10 y 15 millones de fieles. Cada vez es menos rural. En Shangái, por
ejemplo, se está viendo nacer parroquias urbanas donde conviven cristianos cuya
genealogía se remonta al siglo XVII con jóvenes conversos que acaban de
descubrir la Biblia. No hay que cargar sobre los últimos el peso de la división
de los cristianos. Por lo tanto, un acuerdo con el Gobierno podría ser
beneficioso para todos, siempre y cuando, claro está, la Iglesia no se
comprometa con él. “Algunos obispos han ido demasiado lejos en su asociación
con el Partido”, lamenta Régis Anouilh. La reacción de desconfianza de los
sacerdotes y fieles chinos contra esta actitud es “bastante sana” a sus ojos y,
por lo tanto, entiende la reacción del cardenal Zen.
¿Está mejorando la
situación de los cristianos en China?
Por
parte del Gobierno, Xi Jinping, el dirigente chino, querría mejorar su imagen
internacional y es consciente de la importancia diplomática del Vaticano. Un
acuerdo le resultaría útil. Pero no parece dispuesto a ir muy lejos en las
garantías que acuerda con la Santa Sede. Por el contrario, ha endurecido las
regulaciones contra las religiones en octubre de 2017 y sus textos entraron en
vigor en enero de 2018, dice Régis Anouilh. Pero suaviza: “De todos modos, hay
que salir de esta situación y el Vaticano probablemente está apostando por una
evolución positiva del Partido”.
¿Hay un cisma chino?
En
su carta abierta, el cardenal Zen lamenta que sus interlocutores de la Santa
Sede desconozcan la situación en China: “Algunos dicen que todos los esfuerzos
para llegar a un acuerdo [entre China y la Santa Sede] son para evitar un cisma
eclesial. ¡Esto es ridículo! El cisma ya está allí, en la Iglesia independiente
[es decir, la Iglesia “patriótica”; Ndlr]”. Comentando esta afirmación, Régis
Anouilh precisa que no es necesario entender el “cisma” en un sentido
doctrinal: “No hay que imaginar una separación nítida entre cristianos
clandestinos y cristianos patrióticos, tienen el mismo Credo. Es natural que
los cristianos tengan relaciones con su gobierno, el problema viene cuando hay
un compromiso”. De hecho, sería difícil no mantener una relación con un Estado
que se ha vuelto aún más invasivo desde la llegada de Xi Jinping en 2012.
¿Los cristianos son los
únicos en soportar el rigor de Pekín?
No,
la severidad impuesta a los católicos no va dirigida exclusivamente contra
ellos, ni siquiera contra las religiones, según Régis Anouilh. El Gobierno no
está obsesionado con la Iglesia católica, quiere más control sobre toda la
sociedad. Por último, hay que añadir un último matiz a este cuadro bastante
negro de la situación de los cristianos en China. Si bien la línea del Partido
es, en efecto, intransigente, en la práctica a menudo es posible llegar a un
acuerdo con la administración local. Como lo resume un proverbio chino: “El
cielo es alto y el Emperador está lejos”.
Sylvain
Dorient
Fuente:
Aleteia