Reparaciones
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día, al ir a sacar un jersey de mi armario, descubrí que, en la parte de
abajo, la esquina de la puerta rozaba con la base, y, a fuerza de abrir y
cerrar, ¡lo estaba rayando!
¡Sólo
me faltaba, estropear los muebles! Cual flecha, fui en busca de un
destornillador.
La
puerta en cuestión tiene tres enganches, cada uno con dos tornillos para
ajustar la altura, la inclinación... pero del manual de instrucciones, no
encontré ni la sombra.
“Nada,
esto es cuestión de ir probando”.
Apreté
los tornillos de abajo con todas mis ganas. Evidentemente, se me fue la mano...
¡la puerta no tenía ángulo para cerrar!
Tras
aflojarlos, subida a la escalera comencé a hurgar los tornillos más altos. Un
terrorífico “¡Clonkc!” me hizo percatarme de que de nuevo me había equivocado:
el enganche se soltó por completo (menos mal que había otros dos, que, si no,
me veo en el suelo, puerta y escalera incluidas).
Rápidamente
apreté los tornillos, recolocando la puerta... ¡y resultó que estaba ya en su
sitio! Yo creo que el Señor sostuvo la puerta en el lugar adecuado, que, si no,
no me lo explico...
De
pronto descubrí... ¡que eso es la Cuaresma! La Iglesia nos regala este tiempo
precioso para abrir los ojos, para descubrir ese punto en nuestra vida que está
empezando tener rayones.
Es
un buen momento para orar, para ver cómo está tu relación con el Señor, o con
tu esposo o esposa, o con esa persona a la que quieres...
Con
el día a día, es normal que surjan los roces, que se afloje algún tornillo.
Pero no lo dejes estar, ¡ni te pongas a arreglarlo tú solo! Si con un armario
se puede acabar por los suelos; con un corazón se pueden hacer destrozos...
Sólo
Jesucristo conoce a fondo toda nuestra estructura, nuestros tornillos, el
ángulo de nuestra puerta. Él es quién realmente puede indicarte cómo hacer la
reparación. Cristo está deseando ponerse en marcha, pues sólo quiere verte
feliz. ¿Te apuntas a la reparación?
Hoy
el reto del amor es que, de la mano del Señor, mires tus rayones. ¿Dónde se
atasca tu corazón? No dejes pasar el tiempo, permite que Cristo ponga a punto
tus tornillos. Hoy ten un detalle con esa persona, que sienta que la quieres,
¡mucho más allá de los rayones que haya podido haber! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma