Después de 800 años de
fundada la Orden Mercedaria, existen nuevas formas de cautiverio y opresión que
afectan también a los venezolanos…
Los
religiosos (as) Mercedarios (as) están de júbilo en el mundo entero. Desde el
17 de enero de 2018 y hasta el 17 de enero de 2019, la que es conocida como la
Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, y que además de otros 21
países, también hace vida en la Vicaría de Venezuela, inició el Año Jubilar con
motivo de los 800 años de su fundación en Barcelona (España), una historia que
comenzó en el año 1218.
Fue
la intrepidez de san Pedro Nolasco, que antes de asumir su apostolado era un
exitoso comerciante seglar, quien dio origen a esta congregación religiosa
aunque al principio contenía rasgos militares. La Orden nació inspirada en un
llamado de la Madre de Dios a Nolasco, que le pedía liberar a los cristianos
cautivos y esclavizados, a manos de los musulmanes de la época, tanto en África
como en tierras hispánicas.
Su
finalidad era “la defensa de la fe, mediante la redención o rescate de aquellos
cristianos que estaban expuestos a renegar, por las circunstancias del
cautiverio”, recoge el Manual de Historia de la Orden de la Merced (1996). Este
compromiso llevó a que muchos frailes laicos se sumaran a la Orden, y en
ocasiones llegaran a intercambiarse por la libertad de los prisioneros, acción
que dejó numerosos mártires, santos y santas a lo largo de su historia, todos
venerados por su entrega en buscar el bien de los demás.
Con
motivo del inicio de jubileo, el cardenal Jorge Urosa Savino, presidió una
misa el 20 de enero, en la Iglesia “Nuestra Señora de la Merced” en
Caracas, en la que el vicario provincial de los Mercedarios, Marcos Sánchez
abrió la Puerta Santa. Urosa valoró el trabajo actual y recordó la primera
etapa de la Orden en Venezuela hasta su expulsión, por parte del presidente
Antonio Guzmán Blanco, después de 1870.
Sin
embargo, más allá del devenir histórico, muchas fueron las preguntas que los
asistentes se hicieron durante la ceremonia jubilar: ¿Tiene vigencia la
propuesta de los Mercedarios para Venezuela y el mundo actual? ¿Qué mensaje
puede darnos una orden religiosa tan antigua? ¿Cuáles son las nuevas forma de
cautividad?
¡Claro que tiene vigencia!
Padre
Guillermo Ripoll. Las respuestas a las inquietudes provienen de algunos
miembros de la Orden Mercedaria. Primeramente, el padre Guillermo Ripoll
Oliveros, oriundo de Palma de Mallorca (España). Actualmente tiene 87 años de
edad y llegó a Venezuela en 1955 junto a cuatro sacerdotes y un hermano de la
Orden. “Tenía 25 años de edad, un año atrás había sido ordenado sacerdote, el 4
de abril de 1954. Llegué junto a tres compañeros de mi curso, y el padre Juan
Parra, que era nuestro superior”, dijo.
“Claro
que tiene vigencia”, enfatizó el sacerdote que trabajó como capellán general de
prisiones en Venezuela durante 40 años. “Hoy en día hay muchas clases de
esclavitud: el dinero, el placer, el egoísmo y el querer ser más que los
demás”, dijo.
“Esa
es nuestra lucha actual, precisamente, porque ya no hay esclavos como en
aquella época fundacional, cuando teníamos que ir a las mazmorras de los moros
buscando a los cristianos cautivos para liberarlos. Ahora son otras las
liberaciones que se necesitan”. “Este es el mismo mensaje que nos da el Papa
Francisco”, sostiene el misionero. “Hay muchas esclavitudes y hay que trabajar
para liberar al ser humano de ellas. Ahora son las esclavitudes del cuerpo y
del alma a las que se aferran las personas y no saben salir”.
Hermana
Neida Rojas Moreno. Nació en La Grita (Táchira). Tiene 29 años consagrada en
las Mercedarias Misioneras, y lleva 20 en la Penitenciaría General de
Venezuela. Trabaja con los privados y privadas de libertad en el área
educativa, en la promoción humana, en la capacitación, y con los familiares de
los internos.
“Para
mí ser Mercedaria es mi vida, mi ilusión, y el poder dar mi vida por la
libertad de los demás”, dijo al ser consultada para Aleteia. “No solo se está
peso en una cárcel llena de barrotes y puertas, también lo estamos en las
cárceles del egoísmo, del consumismo, de la superficialidad, la enfermedad y la
depresión”, acotó. “Hoy más que nunca necesitamos ser testigos de esperanza;
dar razones de nuestra alegría, de la solidaridad y generosidad en medio de los
pueblos donde vivimos”, indicó Neida.
Padre
Néstor Burgos. Nació en Calabozo, estado Guárico. Tiene doce años de consagrado
en la Orden de los Mercedarios. Actualmente trabaja en San Juan de los Morros,
en una parroquia donde vive el día a día de sus vecinos más necesitados.
“Ser
Mercedario hoy es un reto como lo fue en nuestros inicios sirviendo a la
liberación de los cautivos. Llegó un momento en que los mercedarios entregaron
sus vidas para que los cristianos pudieran salir en libertad. Hoy, ciertamente,
tenemos nuevas formas de cautividad, pero también otras similares a las de esa
época en que nació la orden”.
Explicó
que todavía existen lugares del mundo “donde esclavizan a una persona por su
condición de fe; grupos de personas que son perseguidos, encarcelados y
asesinados por creer en Jesucristo, por parte de radicales musulmanes como
ocurrió recientemente”.
Néstor
Burgos habló de las nuevas formas de cautividad presentes en el mundo de las
drogas, en el alcoholismo, en la trata de personas, en los emigrantes. “De
manera que nuestra espiritualidad y nuestro carisma todavía tiene muchos retos
que enfrentar y tenemos mucho que aportar a la humanidad”, sostuvo el
mercedario.
Datos para Venezuela. Los Mercedarios
llegaron a Venezuela con el inicio de la época colonial aunque no se establecieron
hasta 1642. La primera misa en territorio venezolano fue el 23 de noviembre de
1527, presidida por el mercedario Antón Merino, quien era capellán del
conquistador don Juan de Ampíes, fundador de Coro. Ambos venían de la isla de
Santo Domingo y se regresaron sin mucho éxito. Casi un siglo después, en 1637,
desembarcan en La Guaira los padres mercedarios, Juan de Espinoza y Baltasar de
Jaque. Luego, en 1642, fundan en Caracas el primer convento venezolano.
Según
el portal que les identifica, la Orden de la Merced está estructurada en
provincias, vicarías y delegaciones. Está presente en 4 continentes, 22 países
y 152 comunidades, contando con 800 frailes. Del árbol plantado por Pedro
Nolasco, nacieron además de la orden masculina, las monjas mercedarias, los
institutos religiosos y varias fraternidades laicales que forman la Familia
Mercedaria. Felicitaciones.
Ramón Antonio Pérez
Fuente:
Aleteia