El Obispo de Roma habló de
su “simpatía” por las personas que contribuyen cada día al bien de la ciudad en
la que viven: “artesanos del bien común”
El
papa Francisco hizo hoy un balance del año que termina en su diócesis, Roma, y
exhortó a amar la ciudad en la que se vive y a admirar a los padres y los
profesores que enseñan el sentido cívico a los niños y los jóvenes en las
escuelas para respetar los lugares públicos, ayudar a los mayores, y hacer su
deber.
Lo
dijo este domingo 31 de diciembre de 2017 durante la celebración de las
primeras vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre Dios, una ceremonia
solemne celebrada en la basílica de San Pedro y en donde se entonó el “Te Deum”
de acción de gracias por el año pasado.
El
Papa llamó a la responsabilidad incluso civil para vivir en la ciudad y
manifestó su esperanza en la gente que cumple pequeños e importantes gestos de
amor cada día.
“Siento
una sensación de simpatía y agradecimiento por todas aquellas personas que contribuyen
cada día con pequeñas pero preciosas acciones concretas para el bien de Roma”,
abundó.
El
Pontífice subrayó el bien que hay en las personas que “tratan de hacer la mayor
parte de su deber, que se mueven en el tráfico con sabiduría y prudencia,
respetando los lugares públicos y señalan las cosas que están mal, prestan
atención a las personas mayores o en dificultad”, abundó.
Por
ello, instó a expresar amor concreto por la ciudad. Así como estas personas que
“sin discursos, sin publicidad, pero con un estilo de educación cívica
practicada en la vida cotidiana. Y entonces- sostuvo- ellos “cooperan
silenciosamente en el bien común”.
“Igualmente
siento en mí un gran respeto por los padres, maestros y todos los educadores
que, con este mismo estilo, tratan de formar a los niños y los jóvenes en el
sentido cívico, a una ética de la responsabilidad, la enseñanza de que se
sientan parte, para cuidar, para interesarse en la realidad que les rodea”.
Artesanos del bien común
que no son noticia
Estas
personas, “incluso si no son noticia, son la mayoría de las personas que viven
en Roma. Y entre ellos, muchos están en condiciones de dificultades
económicas; sin embargo, no lloran, ni albergan resentimientos y rencores, sino
que se esfuerzan por hacer su parte todos los días para mejorar un poco las
cosas”.
En
el día de acción de gracias a Dios, el Papa invitó a expresar también
“agradecimiento por todos estos artesanos del bien común, que aman su
ciudad, no con palabras sino con hechos”.
La
ceremonia duró cerca de una hora y veinte minutos, y a ella asistió, entre
otros, la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi.
Beso al Niño Jesús
El
Papa dio inicio a la ceremonia cuando ataviado con paramentos blancos, propios
de la navidad, la pascua y las fiestas de la Virgen y de los Santos, se acercó
en procesión y besó una representación del Niño Jesús en su cuna ubicada a los
pies del altar mayor al tiempo que el coro de la basílica entonaba el canto de navidad
“Adeste fideles”.
Durante
la homilía, el Obispo de Roma aseguró que “esta celebración vespertina respira
la plenitud de los tiempos. No porque estamos en la última tarde del año solar,
sino porque la fe nos hace contemplar y sentir que Jesucristo…dio plenitud al
tiempo del mundo y de la historia humana”.
El
Pontífice sostuvo que todo el bien es don de Dios. Por eso, ha dado gracias por
esos pequeños y grandes bienes recibidos del Señor “completos y sanos”.
Sin
embargo, señaló que también este año, los seres humanos perdido y herido estos
bienes recibidos por Dios a través de muchas “obras de muerte, con
mentiras e injusticias”.
Lamentó
las guerras que “son el signo flagrante de este orgullo reincidente y absurdo.
Pero también lo son todas las pequeñas y grandes ofensas a la vida, a la
verdad, a la fraternidad, que causan múltiples formas de degradación humana,
social y ambiental”.
“Pero
esta noche prevalece la gracia de Jesús y su reflejo en María. Por lo tanto,
prevalece la gratitud, que, como obispo de Roma, siento en mi alma, pensando en
las personas que viven con el corazón abierto en esta ciudad”, expresó el Papa
en el que es su último mensaje de 2017.
La tecnología digital en
la música vaticana
Por
primera vez en la historia, en la Basílica de San Pedro se escuchó la música de
un órgano digital el pasado 24 de diciembre. El organista del Te Deum fue
Monseñor J. Paradell.
El
nuevo instrumento también será usado en las celebraciones papales en la Plaza
de San Pedro y es capaz de llenar la acústica de la Basílica.
Antes
del Concilio Vaticano II las celebraciones papales se realizaban en la Capilla
Sixtina…pero ahora, con la reforma litúrgica, toda la Basílica es un lugar acto
a la celebración.
Esto
“impone una continua búsqueda de soluciones” para difundir (la música) de la
ceremonia en las transmisiones en mundo visión, explicó a Vatican News,
monseñor Palombella, director de la Capilla Musical Pontificia Sixtina, el coro
más antiguo del mundo.
El Papa rezó ante el
Portal del Belén
Tras
la misa, el Papa salió de la basílica vaticana para dirigirse a la plaza de San
Pedro donde rezó frente al Pesebre y el abeto venido desde Polonia este año en
recuerdo del Papa Juan Pablo II e instalado durante el periodo navideño.
En
la plaza vaticana varios fieles saludaron al Papa, se tomaron fotos y fueron
bendecidos por Francisco en persona.
El
Obispo de Roma se trasladó a pie a la plaza, acompañado por algunos hombres de
la seguridad de la Gendarmería Vaticana hasta el Portal del Belén donde rezó
por varios minutos.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia
