El Papa Francisco celebró
este jueves las Segundas Vísperas de la Solemnidad de la Conversión de San
Pablo, y destacó que al Apóstol “la gracia de Dios lo empujó a buscar la comunión
con los otros cristianos”
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| El Papa Francisco durante la celebración de las Segundas Vísperas de la Conversión de San Pablo |
“¡Cuántos
hermanos hoy sufren persecuciones por el nombre de Jesús! Cuando su sangre es
derramada, también si pertenecen a confesiones diversas, se convierten juntos
en testimonios de la fe, mártires, unidos en el vínculo de la gracia
bautismal”, afirmó en la Basílica de San Pablo Extramuros.
En
la celebración, con la que concluye la Semana de Oración por la Unidad de los
Cristianos, el Santo Padre señaló que “todos nosotros, los cristianos hemos
pasado a través de las aguas del Bautismo, y la gracia del Sacramento ha
destruido a nuestros enemigos, el pecado y la muerte. Salidos de las aguas
hemos alcanzado la libertad de los hijos; hemos emergido como pueblo, como
comunidad de hermanos y hermanas salvados”.
Luego
el Pontífice se refirió a San Pablo, “de quien hoy celebramos la conversión”.
El Apóstol, recordó, “hizo la potente experiencia de la gracia, que lo llamó a
convertirse, de perseguidor a apóstol de Cristo”.
“La
gracia de Dios lo empujó a buscar la comunión con los otros cristianos, rápido,
primero en Damasco y luego en Jerusalén. Es esta nuestra experiencia de
creyentes. Conforme crecemos en la vida espiritual, comprendemos siempre mejor
que la gracia” nos lleva junto a los demás y a compartir con ellos, afirmó.
En
ese sentido, dijo que cuando doy las gracias “a Dios por cuanto hizo en mí,
descubro que no canto solo, porque los demás hermanos y hermanas entonan el
mismo canto de alabanza. Las varias confesiones cristianas han tenido esta
experiencia. En el último siglo hemos finalmente comprendido que estamos juntos
sobre las orillas del Mar Rojo”, como Moisés y los israelíes que huían del
faraón.
Así,
indicó que “cuando decimos que reconocemos el Bautismo de los cristianos de las
otras tradiciones, confesamos que también ellos han recibido el perdón del
Señor y la gracia que actúa en ellos”.
“Junto
a los amigos de las otras tradiciones religiosas, los cristianos afrontan hoy
retos que menosprecian la dignidad humana: escapan de situaciones de conflicto
y miseria, son víctimas de la trata de seres humanos y de otras esclavitudes
modernas, padecen privaciones y hambre, en un mundo siempre más rico de medios
y pobre de amor, donde continúan aumentando las desigualdades”, expresó.
Sin
embargo, dijo que como los israelíes del éxodo, los cristianos son llamados a
custodiar juntos el recuerdo de cuanto Dios ha hecho en ellos”. “Reavivando
esta memoria, podemos sostenernos los unos a los otros y afrontar, armados solo
de Jesús y la dulce fuerza de su Evangelio, cada desafío con coraje y
esperanza”, concluyó el Papa.
Fuente:
ACI Prensa
