La compasión “es también
una vía privilegiada para edificar justicia”, subraya el Pontífice
Vaticano,
la 32° Conferencia Internacional sobre desigualdad global en la
salud organizada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano
Integral, en colaboración con la Confederación internacional de las
instituciones católicas sanitarias (CIISAC), sobre el tema “Afrontar la
desigualdad global en materia de salud”.
En
este contexto, el Papa Francisco ha dirigido una carta al cardenal Turkson,
prefecto de este Dicasterio organizador, en la que saluda y agradece a todos
los participantes y entidades que han trabajado para llevar a cabo esta
iniciativa.
Citando
los datos estadísticos de la conferencia del año pasado 2016, el Santo Padre
destacó la gran diferencia existente entre países ricos y países pobres, en
cuanto al índice de esperanza de vida de sus habitantes y la posibilidad de
recibir tratamientos sanitarios adecuados.
Erradicar la pobreza con
gestos concretos
“La
Iglesia no puede ser indiferente a estos hechos. Siendo consciente de que su
misión está orientada al servicio del ser humano creado a imagen de Dios, debe
encargarse de cuidar de su dignidad y de sus derechos inalienables”, explica el
Pontífice, reconociendo su satisfacción ante el proyecto presentado por la
Conferencia con el objetivo de afrontar de manera concreta estos
desafíos: una plataforma operativa que comparta y trabaje conjuntamente con las
instituciones católicas sanitarias, presentes en diversos contextos sociales y
geográficos.
“Me
complace animar a los actores de este proyecto a perseverar en su compromiso,
con la ayuda de Dios”, escribe el Obispo de Roma. “En primer lugar, a ustedes
se les llama profesionales de la salud y tienen que ser promotores de una mayor
sensibilización de las instituciones y de la industria sanitaria para que
todos puedan beneficiarse del derecho a la protección de la salud”, añade
Francisco, haciendo hincapié en que esta problemática social no depende sólo
del factor sanitario, sino también de otros factores como el económico, social,
cultural y decisional.
De
ahí, surge la urgente necesidad de “resolver las causas estructurales que dan
origen a la pobreza y no centrarse simplemente en atender una exigencia
pragmática que busca obtener resultados numéricos y ordenar la sociedad,
sino verdaderamente curar una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que
la llevará sólo a nuevas crisis”, advierte el Sucesor de Pedro, reflexionando
sobre la necesidad de solucionar radicalmente los problemas de los pobres,
“renunciando a la actual autonomía absoluta de los mercados y a la especulación
financiera para dar paso a nuevas estructuras económicas que promuevan la
igualdad”.
Cuidar al enfermo como
"Buenos Samaritanos"
Asimismo
en la carta, el Papa refleja otro aspecto imprescindible para quienes “sirven
al Señor dedicándose al cuidado de la salud de los enfermos”: la dimensión de
la escucha, del acompañamiento y del apoyo de la persona. “El cuidado, tal y
como nos enseña Jesús en la Parábola del Buen Samaritano, está hecho de
compasión, que no es sinónimo de pena o de disgusto, sino de algo más; es una
predisposición a entrar en el problema, a ponerse en lugar del otro, el único
modo para substraer el dolor de la soledad y de la angustia”, explica
Francisco.
La
compasión “es también una vía privilegiada para edificar justicia”, subraya el
Pontífice, “ponerse en el lugar del otro, no sólo permite conocer la fatiga, el
dolor y miedo ajeno, sino también descubrir el interior de la fragilidad que
lleva cada ser humano, la preciosidad y el valor único en una sola palabra:
dignidad”
El
Santo Padre concluye su carta dando una recomendación específica a la industria
farmacéutica convocada en esta Conferencia para afrontar el problema al acceso
a las terapias antirretrovirales en edad pediátrica. Y haciendo referencia
a la Nueva Carta dirigida a los trabajadores sanitarios, el Papa pide que las
leyes internas de las empresas tengan presente “el derecho al acceso a estas
terapias esenciales, sobre todo en los países menos desarrollados, y a las
estrategias sanitarias sostenibles, que buscan la justicia y el bien común,
tanto a nivel económico como ético”.
Radio
Vaticano