Que la Virgen Santa
interceda por nosotros, para que permanezcamos fieles a la voluntad de Dios
haciendo fructificar los talentos con los que nos ha dotado
Texto completo de las
palabras del Papa antes del rezo del Ángelus
«¡Queridos
hermanos y hermanas, buenos días!
En
este penúltimo domingo del año litúrgico, el Evangelio nos presenta la parábola
de los talentos (cfr Mt 25, 14-30). Un hombre, antes de salir de viaje, entrega
a sus siervos algunos talentos, que en ese tiempo eran monedas de gran valor: a
un siervo, cinco talentos, a otro dos, a otro uno, según las capacidades de
cada uno. El siervo que ha recibido cinco talentos es emprendedor y hace que
fructifiquen, ganando otros cinco. Lo mismo hace el que recibió dos y gana
otros dos. En cambio, el siervo que ha recibido uno, escava un hueco en el
terreno y esconde la moneda de su señor.
Es
este mismo siervo el que le explica al señor, cuando vuelve, el motivo de su
gesto diciendo: «Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y
recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra»
(24-25). Este siervo no tiene una relación de confianza con su señor, sino que
le tiene miedo y eso lo bloquea. El miedo inmoviliza siempre y a menudo hace
cumplir opciones equivocadas. El miedo desalienta el tomar iniciativas, induce
a refugiarse en soluciones seguras y garantizadas, y así se acaba con no
realizar nada bueno. Para ir adelante y crecer en el camino de la vida, no hay
que tener miedo, hay que tener confianza.
Esta
parábola nos hace comprender cuán importante es tener una idea verdadera de
Dios. No debemos pensar que Él es un patrón malo, exigente y severo que quiere
castigarnos. Si dentro de nosotros tenemos esta imagen equivocada de Dios,
entonces nuestra vida no podrá ser fecunda, porque viviremos en el miedo y no
nos llevará a nada constructivo. Aún más, el miedo nos paraliza, nos
autodestruye. Estamos llamados a reflexionar para descubrir cuál es
verdaderamente nuestra idea de Dios. Ya en el Antiguo Testamento, Él se ha
revelado como «Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarse y pródigo
en amor y fidelidad» (Ex 34, 6) y Jesús nos ha mostrado siempre que Dios no es
un patrón severo e intolerante, sino un padre lleno de amor, de ternura, un
padre lleno de bondad. Por lo tanto podemos y debemos tener una confianza
inmensa en Él.
Jesús
nos muestra la generosidad y el cuidado premuroso del Padre de tantas formas:
con su palabra, con sus gestos, con su acogida hacia todos, en especial hacia
los pecadores, los pequeños y los pobres – como hoy nos recuerda la I Jornada
Mundial de los Pobres – pero también con sus advertencias, que revelan su
interés para que nosotros no desperdiciemos inútilmente nuestra vida. En
efecto, es signo de que Dios tiene un gran aprecio por nosotros: esta conciencia
nos ayuda a ser personas responsables en toda acción nuestra. Por lo
tanto, la parábola de los talentos nos recuerda una responsabilidad personal y
una fidelidad que se vuelve también capacidad de volvernos a poner en camino
por sendas nuevas, sin ‘enterrar el talento’, es decir los dones que Dios nos
ha confiado y sobre los cuales nos pedirá cuentas.
Que
la Virgen Santa interceda por nosotros, para que permanezcamos fieles a la
voluntad de Dios haciendo fructificar los talentos con los que nos ha dotado.
Así seremos útiles a los demás y, en el último día, seremos acogidos por el
Señor, que nos invitará a participar de su alegría».
Traducción
del italiano: Cecilia de Malak
Radio
Vaticano