Ayer en Milán fue
proclamado Beato el padre Arsenio de Trigolo. Alabamos al Señor por este
humilde discípulo suyo
Tras
el rezo del Ángelus, el Papa Francisco recordó la reciente beatificación del
padre Arsenio de Trigolo, sacerdote de la Orden de los Hermanos Menores
Capuchinos y fundador de la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de
la Consolación y alabó a Dios por este humilde discípulo, quien a pesar de las
duras pruebas de la vida, siempre mantuvo firme su esperanza. Fue el 20 de
enero de este año 2017 cuando su Santidad el Papa Francisco autorizó la
promulgación del decreto reconociendo un milagro obrado por Dios atribuido a la
intercesión de Arsenio da Trigolo y ayer, 7 de octubre fue declarado beato
siendo así honrado con culto.
Queridos
hermanos y hermanas,
Ayer
en Milán fue proclamado Beato el padre Arsenio de Trigolo ( en el siglo José Migliavacca),
sacerdote de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y fundador de la
congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación. Alabamos al
Señor por este humilde discípulo suyo, que aún en la adversidad y las pruebas,
y ha tenido tantas, nunca perdió la esperanza.
Saludo
con afecto a todos ustedes peregrinos, sobre todo a las familias y a los grupos
parroquiales, provenientes de Italia y de diversas partes del mundo. En
particular: a los fieles de Australia, de Francia y de Eslovaquia, así como a
los de Polonia que se unen espiritualmente a los compatriotas que hoy celebran
el Día del Papa.
Saludo
con afecto a ustedes, grupo del Santuario de la Virgen de Fátima en la ciudad
de Pieve, acompañados por el Cardenal Gualtiero Bassetti: queridos hermanos y
hermanas, les animo a que continúen con alegría vuestro camino de fe, bajo la
mirada pensativa y tierna de nuestra madre celestial: ella es nuestro refugio y
nuestra esperanza. ¡Id adelante!
Saludo
a los fieles de Grumo Appula, a los Scout de Gloriosa Ionica, al coro
parroquial de Siror (Triento) y a los confirmandos de San Teodoro en Cerdeña.
A
todos ustedes, les deseo un buen domingo. Y por favor, no se olviden de rezar
por mí. Buen almuerzo y ¡hasta la vista!
Traducción
del italiano: Mireia Bonilla
Radio Vaticano