Debilidad plastificada
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
estaba acabando un trabajo, ya sólo me quedaba preparar una buena presentación.
Hice el diseño y me fui a la impresora. Cogí el papel que había salido... y la
verdad es que estaba bonito, pero era un papel muy fino, muy débil, no daba
consistencia.
Me
puse a pensar: "Bueno, pues meto una cartulina a la impresora", pero,
como la cartulina es mucho más gruesa, la impresora no era capaz de cogerla de
la bandeja.
Seguí
buscando soluciones... y al final se me ocurrió que lo mejor era plastificar el
papel impreso. ¡Realmente así quedó genial!
El
papel, su debilidad, quedó protegida, y además se fortaleció. Me quedaron unos
marcapáginas preciosos.
El
papel me hizo pararme al descubrir qué débil era. No podía ser fuerte en sí
mismo, y así somos nosotros. En nuestra vida... ¡cuánta debilidad tenemos!
Cuántas veces queremos amar y no podemos, no hay manera de sacar ese rencor de
nuestro corazón; o queremos acoger y nuestros brazos no se abren... Nos damos
cuenta de que en nosotros no hay fuerza, somos ese papel frágil, necesitamos
que nos recubran, nos den calor, y así seremos fuertes. Y esto es la oración:
cuando tú tratas a Jesús en la oración, lo que Él hace es plastificarte con su
amor.
En
la oración, lo que hacemos es dejarle a Jesús ser fuerte en nosotros, dejarle
el protagonismo de nuestra vida en Sus manos. Son su perdón, su amor, su
misericordia, su amabilidad, sus sentimientos los que te plastifican y, desde
ahí, ya estás listo para ir a los hermanos, para empezar una jornada en la que
descubrirás que tú ya no tienes que ser fuerte, sino que Él es fuerte en ti.
Hoy
el reto del amor es entrar en una iglesia y dejarte plastificar, déjale tu vida
en Sus manos. Haz esta pequeña oración: "Hola, Jesús, aquí me tienes, a
tus pies. Te entrego todo lo que soy y lo que tengo. Te entrego a todas las
personas que tengo en mi corazón. Te pido que me des el don de poder vivir de
Ti, dame tus sentimientos: que pueda amar como tú amas, perdonar, dar la mano.
Que hoy no sea yo quien viva, sino que seas Tú quien viva en mí. Amén". Y,
si puedes, busca una Eucaristía.
VIVE
DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma