“Cuando
se encarcela a una mujer se encarcela a una familia”, dice la capellana de la
cárcel de mujeres San Joaquín
Un
momento de suma tensión fue lo que se vivió en la madrugada del pasado 15 de
junio. La situación provocó un fuerte despliegue de seguridad luego de que se
confirmara el intento de fuga de dos reclusas en el Centro Penitenciario
Femenino San Joaquín.
Disparos
al aire y un protocolo especial a cargo de la Gendarmería y Carabineros fue lo
que terminó provocando que el hecho no pasara a mayores y que rápidamente todo
volviera a la normalidad.
Lo
acontecido aquel día es tan solo un ejemplo de que, a pesar de ser
especial por varios motivos, se trata de recinto carcelario no exento de
los problemas cotidianos con los que tienen que convivir las personas privadas
de libertad en diversos países de la región. En este caso, una cárcel de
mujeres ubicada en Santiago.
Sin
embargo, en los últimos días la rutina en ese lugar se vio sacudida con una
noticia que llena de esperanza a quienes ahí están sufriendo por diferentes
motivos. Nada más ni nada menos que la confirmación de que en el
mes de enero de 2018 tendrán una visita particular, la del propio papa
Francisco cuando llegue a Chile.
¿Qué
tiene de especial este centro que acogerá tan anhelada visita? Una de las pistas se puede encontrar en alguien
que conoce muy bien los corazones de las personas que ahí habitan y que viene
desarrollando un trabajo exitoso junto a esas mujeres.
Su
nombre es Nelly León, una religiosa del Buen Pastor que hace 12
años trabaja en el recinto carcelario. Cuando llegó al lugar se encontró con
una situación crítica de hacinamiento y de “indignidad”.
A
través de un reportaje realizad por La Tercera, esta capellana, directora de
la Fundación Mujer Levántate, habló sobre la situación actual de este
lugar y cuáles son los sueños y aspiraciones de quienes ahí están.
Al
momento de ser consultada sobre cómo le presentaría al Papa el recinto,
expresó: “Que este es un lugar donde viven muchas mujeres y que estamos
luchando por su dignidad y que sean respetadas como hijas de Dios”,
puntualizó.
“En
la cárcel están los pobres entre los pobres”,
continuó reflexionando la capellana, quien tampoco titubea al afirmar que “cuando
se encarcela a una mujer, se encarcela a una familia”.
Para
Nelly uno de los aspectos más dolorosos de estas mujeres tiene que ver con el
abandono a los hijos.
“Este
es un tema muy duro de trabajar, tú le hablás de los niños a las mujeres y se
derrumba hasta la más dura (…) es muy duro igual para un niño entrar a la
cárcel. Si llegan el lunes al colegio y preguntan dónde fuiste el fin de
semana, es muy duro para un niño decir fui a ver a mi mamá a la cárcel; además
pasan por el allanamiento, donde le bajan su ropa y eso es muy impactante”,
expresa a ese medio.
“La
mujer sufre una triple condena, la condena por la que está pagando, el abandono
de los hijos y la venganza de la pareja o de las personas que le tienen a los niños”, sentencia.
Un “patio católico”
Pero
este centro tiene otras características que también lo hacen diferente. Por
ejemplo, la existencia del primer “patio católico” en una cárcel del país
inaugurado en 2014 y que representa una clara señal del compromiso de la
Iglesia local para con el tema carcelario.
Curiosamente,
el nombre elegido para este espacio “Mandela”, de alguna
manera, por lo que ha representado el líder sudafricano, un homenaje a la paz.
Consiste en un lugar que cuenta con la participación de más de 40
reclusas, tiene habitaciones, cocina y un ambiente para “dignificar la
vida de las mujeres”, tal cual recordó la Conferencia Episcopal de Chile
con motivo de su inauguración hace unos años
“Agradecemos
a Dios por tener esta comunidad donde las mujeres se sientan acogidas, amadas
en su ser de mujer y madres”,
recordaba en ese momento Nelly.
En
el mes de enero de 2018 este centro penitenciario volverá a ser noticia y será
objeto de un fuerte operativo. Pero ya no por lo que nos tienen acostumbrados
los centros penitenciaros de América Latina y otras regiones del planeta.
En
este caso el fuerte despliegue será por la llegada de una persona dispuesta a
escucharlas, acompañarlas en su dolor, pero también en sus sueños. Seguramente
con un mensaje directo al corazón donde “el nada está perdido” forme
parte de la esencia.
Con
información de La Tercera y Conferencia Episcopal de Chile
Pablo Cesio
Aleteia Chile