Peligroso contagio
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
La
llegada del calor da pie a hablar sobre nuestros helados o refrescos favoritos.
En ese tipo de conversaciones, Joane siempre saca a relucir la leche merengada.
Reconozco
que soy súper golosa y que no pongo mala cara a ningún tipo de postre, pero he
de admitir que la leche merengada no era algo que me llamase especialmente la
atención. Sin embargo, a fuerza de estar juntas, se ve que todo se acaba
pegando...
Resulta
que hace un par de días... ¡nos regalaron una botella de leche merengada! ¡¡En
mi vida la había cogido con tantas ganas!! ¡Me supo deliciosa!
Realmente
no hay nada como estar al lado de una persona entusiasta: ¡te acaba contagiando
hasta los gustos gastronómicos! ¿Acaso no te ha pasado a ti alguna vez?
Ver
comer a alguien un plato disfrutándolo, deleitándose; tener al lado a una
persona que vibra con un deporte, o que goza descubriendo todos los detalles
ocultos de una obra de arte... ¡despierta tu propio interés! Dan ganas de
asomarse a eso que parece tan maravilloso...
¡Nada
como tener al lado a alguien entusiasta! ¡Te acabas contagiando!
Y...
¿no es lo mismo con Jesucristo?
La
mejor forma de evangelizar es... ¡por contagio! ¿Has conocido alguna vez a
alguien entusiasmado con el Señor? Y, al estar junto a esa persona, ¿no te pasa
que descubres más el paso de Cristo en tu vida, sientes más su amor... le ves
con más facilidad? ¡Algo así les tuvo que pasar a los discípulos! ¡Se
entusiasmaron con Cristo!
Creo
que, si queremos llevar a alguien querido hacia el Señor, lo mejor que podemos
hacer es... ¡entusiasmarnos y vivir! Si te ven feliz, el contagio está
asegurado.
Hoy
el reto del amor es entusiasmarte. Para ello, dedica unos minutos a parar con
Jesucristo. Busca una canción de adoración o un mensaje de esa persona que te
lleva al Señor y compártelo con Cristo: ¡deja que se te encienda el corazón!
Hoy vive la jornada con una sonrisa y, si alguna nube oscurece tu día,
recuerda: Cristo considera que vales tanto... ¡que ha dado su vida por ti! Un
amor tan grande, ¡dibuja la mejor de las sonrisas! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma