No tiene nada que ver con calor o frío, porque nadie
manipula la ampolla, asegura el capellán mayor del Real Monasterio de la
Encarnación de Madrid
Miles de personas acuden cada
año al Monasterio de la Encarnación, en Madrid, para presenciar el inexplicable
fenómeno de la licuefacción de la sangre de san Pantaleón en su fiesta, el 27
de julio, día de su martirio. Lo mismo sucede en esta fecha en la catedral de
Ravello (Italia), donde se conserva una ampolla mayor.
Monseñor Joaquín
Abad, Vicario Episcopal para la Vida Consagrada de Madrid y Capellán Mayor del
Real Monasterio de la Encarnación, explica en una entrevista todo lo relativo a
este fenómeno, y presenta la figura de san Pantaleón, un mártir del siglo IV
que vivió en Asia Menor.
¿Quién fue San Pantaleón?
Fue un
médico, al principio pagano, que se convirtió al cristianismo y fue mártir por
mantener su fe en Jesucristo en el año 305, en Nicomedia
capital entonces de la provincia de Bitinia en Asia Menor, entre el mar de
Mármara y el mar Negro (hoy Nicomedia es Izmit en Turquía).
Era hijo de un senador
del imperio romano, Eustorgio, y de una sencilla mujer cristiana, Eucuba, quien
quería educar a Pantaleón en la fe cristiana, pero entonces inútilmente, y que
murió pronto sin ver a su hijo convertido al cristianismo.
Su padre le animó a
estudiar medicina con un médico famoso, Eufrosino, médico del emperador,
Maximiliano, en cuya corte trabajó también Pantaleón.
Un sacerdote,
Hermolao, tratando con Pantaleón, como catequista le insistía en que él podría
curar los cuerpos, pero Jesucristo era quien curaba cuerpos y almas.
Cuando Pantaleón comprobó que había hecho curaciones que no se
debían a su medicina sino a otra fuerza superior, comprendió que la fuerza de
Dios era mayor que su ciencia y quiso ser bautizado. También su padre, al ver
los prodigios que hacía su hijo fuera de las leyes naturales de la medicina, se
convirtió y se hizo bautizar.
San Pantaleón fue acusado
ante Galerio Maximiano, por ser cristiano; pero las acusaciones estaban movidas
además por la envidia de otros compañeros médicos a quienes les molestaba que
san Pantaleón ejerciera la medicina gratis, de tal forma que
recibía del pueblo el apodo de médico anargirós (sin plata).
Preso en la cárcel y
condenado a muerte, fue llevado a la plaza pública y, despedazado con garfios
de hierro, fue decapitado, en el año 305, en el día que hoy corresponde al 27
de julio.
Los cristianos recogieron su cuerpo y su sangre, como hacían con
otros mártires, y le dieron sepultura en el campo de un profesor llamado
Adamantino. Con san Pantaleón murieron también, padeciendo el martirio, el
sacerdote Hermolao, su catequista, y otros dos cristianos, Hermipo y
Hermócrates.
¿Por qué se venera en el Monasterio de la Encarnación?
Porque doña María de
Zúñiga, casada con don Juan de Zúñiga, condes de Miranda (él había sido virrey
en Nápoles, y tenían una hija en este Monasterio, doña Aldonza, la segunda
Priora, después de la fundadora, la Sierva de Dios Mariana de San José) donó a
este Monasterio de Monjas Agustinas Recoletas en sus primeros años esta
reliquia, que a su vez les había regalado el papa Pablo V: una
ampolla con sangre del santo, extraída de una ampolla mucho más grande que está
en la Catedral de Ravello, en la costa amalfitana de Italia.
Hasta allí la habían
llevado en el primer milenio unos mercaderes desde Estambul. Este monasterio
las Monjas Agustinas Recoletas le estrenaron en 1616, gracias a la construcción
de Margarita de Austria-Estiria y de su esposo Felipe III.
En 1645, en un
escrito del licenciado Luis Muñoz, sobre la fundadora, deja ya constancia de la
reliquia y del fenómeno de la licuefacción que se observaba en esta ampolla.
Lo escribe así: “Devese
gran parte del aumento deste Relicario a la Madre Aldonça del Santísimo
Sacramento, que como supo ofrecerse toda a Dios, ha procurado en todos tiempos
con el coraçon, y con las obras, ofrecer a su Señor dadivas grandes. Ayudò
mucho a esta liberalidad la Condesa de Miranda su Madre, que despues de sus
días dexò cosas de mucha estima para la profesion de su Nieta la Madre Maria de
Iesus. Hizo la Madre Aldonça el empleo de la grandeza de animo que pedia la
ocasión, y de mas de las muchas cosas que dio para el Altar y Sacristia, puso
otras en el Relicario, muy ricas, y curiosas. Las mas señaladas son. Una
arquita de plata con Reliquias de unos Santos Martires, que librandose de las
vorazes ondas del mar, aviendo perecido lo restante de navio, perdidas de mucho
tiempo, llegaron solas a salvamento, y en su compañia se hallò también una
Reliquia de San Pantaleon Martir, es una ampollita de cristal, guarnecida de
oro con sangre del Martir, vese quaxada todo el año, el dia de su martirio se
derrite con milagro continuado”. (Luis MUÑOZ, Vida
Dela Venerable M. Mariana de S. Ioseph…, 1645, pg. 246).
¿Desde cuándo hay constancia de la devoción popular hacia este
santo en el Monasterio? ¿Qué es lo que le suelen pedir los devotos con más
frecuencia?
Hay constancia de la devoción
desde que la reliquia está en el Monasterio. Y es que anteriormente el culto a
san Pantaleón se extendió desde su martirio por Oriente y Occidente. También en
España, y en Europa hay muchas iglesias o ermitas dedicadas a este santo; y
reliquias de su cuerpo fueron llevadas a esas iglesias.
San Gregorio Magno
dedicó una iglesia en Roma bajo esta advocación. Felipe V acompañó la solicitud
de las Monjas para celebrar en este Monasterio la fiesta de San Pantaleón. Y el
papa Clemente XII autorizó el rezo del oficio de san Pantaleón y de la
celebración de la misa para este Monasterio en la fecha del 27 de julio.
A los sacerdotes que
estamos en esta iglesia nos impresiona mucho la cantidad de fieles que vienen a
dar gracias por los favores recibidos por intercesión de san Pantaleón.
Normalmente vienen a pedir favores en relación con la salud
corporal, puesto que el santo fue médico, pero también otras gracias; y, ahora mismo en
este tiempo de crisis, para pedir trabajo y solución
a problemas familiares; algunos matrimonios que no tienen hijos
acuden a pedir la gracia de la paternidad y la
maternidad.
Todos los años
vienen a venerar la reliquia muchos fieles, no sólo de Madrid y de España, sino
también del extranjero. Hay mucha devoción a este santo en Buenos Aires
(Argentina), Colonia (Alemania), en distintas regiones de Italia y de Francia y
en muchos países del este de Europa.
Todos los años por la fiesta de san Pantaleón la sangre aparece en
estado líquido mientras que durante el año permanece en estado sólido. ¿Ha
sucedido siempre? Usted que ha visto de cerca este proceso ¿podría contarnos
cómo se produce?
Hay constancia
fehaciente de que todos los años sucede el mismo fenómeno, de tal forma que es
totalmente falso el bulo de que el año que no aparezca licuada habrá
catástrofes, porque la licuefacción ha sucedido puntualmente todos los años;
y no sólo sucede aquí, sino que lo mismo acontece en la ampolla grande de la
catedral de Ravello, como también he podido comprobar.
Ya entre 1724 y 1730
hubo observaciones y declaraciones de trece testigos (doctores en medicina,
teología y cánones) y declararon y firmaron ante el juez D. Álvaro de Mendoza y
el notario Vicente de Castroverde, el 20 de enero de 1730: “que
dicha reliquia es la misma que han admirado y visto líquida y suelta el día del
glorioso mártir, veinte y siete de julio; y pasada su festividad también la han
visto, dura y condensada, como está al presente, y unánimes y conformes
confesaron todos que era claro prodigio y maravilla del Altísimo la liquidación
y condensación de la sangre del glorioso mártir, que han admirado y visto en
dicha ampollita de cristal, como también su conservación sin disminución alguna
después de tantos años que se conserva y se venera en el relicario de las
religiosas de dicho convento, y que no hay principio ni causa a que pueda
atribuirse, y que su señoría Sr. Juez también confiesa haberla visto líquida y
fluida el dicho día de san Pantaleón, veinte y siete de julio, y después de su
festividad condensada y dura, todo repetidas veces en el tiempo de diez años
que obtiene y goza de tal capellán mayor de dicho Real convento. Y
conformándose con el parecer de los expresados teólogos, canonistas y médicos
lo tiene y venera por prodigio y maravilla, alabando a Dios Nuestro Señor por
las que obra en sus Santos”.
En las observaciones
que se realizan recientemente se comprueba que se trata de un proceso muy lento. Y
en las dos ampollas, la de Madrid y la de Ravello, sucede lo mismo y en los
mismos tiempos.
Unos dos meses antes
el contenido de una y otra ampolla va cambiando de color, de más opaco -un
color marrón-violáceo oscuro- se va haciendo más transparente y rojizo; al
principio disminuye el volumen, como se si contrajera, y después aumenta el
volumen cuando paulatinamente va a pasar al estado líquido; el día
27 es cuando mayor grado de liquidez muestra; después de la
fiesta, otra vez, también poco a poco y progresivamente pasa al estado sólido:
disminuyendo de volumen, perdiendo la transparencia y volviendo recobrar el
color más oscuro en el que permanece el resto del año.
Es un fenómeno que no
tiene nada que ver con calor o frío, porque nadie manipula la ampolla,
e iría en contra de lo natural, pues cuando hace más calor la sangre se
solidificaría y cuando hace frío podría permanecer más tiempo líquida.
Los médicos y
enfermeras que han observado la ampolla aseguran que su contenido se comporta como
verdadera sangre, pero ni siquiera con métodos físicos podría
lograrse en la sangre un cambio de sólido a líquido y luego de líquido a
sólido, y así sucesivamente; sólo podrían realizar una vez el paso de sólido a
líquido con una porción, pero luego no podrían pasar esa misma porción de
líquido a sólido; y tampoco los dos pasos sucesivos al revés.
También hoy podemos
afirmar que se trata de un fenómeno prodigioso, que se realiza sin concurso
alguno humano, y por eso, con fe podemos alabar a Dios, ya que las
reliquias de los mártires nos remiten directamente a Jesucristo,
quien entregó su vida por nosotros, hasta la última gota de sangre de su
Corazón, para nuestra salvación y la salvación de todo el mundo.
El Monasterio de la Encarnación conserva dos reliquias del santo:
un trozo de un hueso y una ampolla con una porción de su sangre. ¿Cuándo se
exponen a la veneración popular? ¿Qué horarios y celebraciones hay programadas
para este año?
Efectivamente, entre
los cientos de reliquias de mártires y santos de la capilla-relicario del
Monasterio hay un trocito de un hueso, de la tibia, (que vulgarmente se llama canilla),
de san Pantaleón y en las Agustinas Recoletas de Pamplona existe un trozo más
largo, de quince centímetros, del que quizá podría provenir éste. Y también
está esta ampollita con la porción de su sangre.
Durante todo el año
se puede visitar la capilla-relicario del Monasterio, donde están éstas
reliquias junto con otras muchas. La víspera de la fiesta del santo se expone
junto al altar de la iglesia la ampolla con la sangre, que puede observarse
mejor ampliada en pantallas de televisión y se da a venerar la reliquia del
hueso.
Como en años
anteriores el día 26 la iglesia se abre a las cinco de la tarde y se cierra a
las diez de la noche y el 27 se abre de ocho a catorce, por la mañana, y de
cinco a diez, por la tarde. Se celebra la Eucaristía en las dos tardes a las 19
y a las 20,30 y por la mañana del 27 a las 8, a las 10 y a las 12. Durante el
horario en que está abierta la iglesia también hay confesores para quienes
quieran acercarse al sacramento de la penitencia. Además de los actos
litúrgicos que se celebran con motivo de la fiesta de san Pantaleón todos días
27 de cada mes (salvo si cae Domingo) se celebra una Misa a las 19 horas.
Entrevista publicada
originalmente por Alfa y Omega
Fuente: Aleteia