Apostando por Jesús
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ha
llegado hasta nosotras una preciosa historia que sucede cada siete días en
nuestro monasterio. Se trata de una persona que viene desde lejos un día a la
semana a celebrar la Eucaristía a las 8 de la mañana.
Nosotras
habíamos notado que algo sucedía porque, o bien esperaba a comulgar y después
se iba rápido, o bien se marchaba sin comulgar.
Hace
unos días nos compartieron lo que ocurría: es una persona que trabaja en el
instituto del pueblo y sus clases comienzan a las 8:30. Al vivir lejos,
comparte transporte con otras personas, excepto un día a la semana. Ese día,
viene en su coche y puede acercarse antes para llegar a Misa. Fue entonces
cuando comprendí su prisa al dar su hora de empezar a trabajar.
Esta
semana, he de reconocer que le miraba con un cariño diferente. Y me veía
pendiente de que no se le hiciera la hora, de que le diera tiempo a comulgar,
de que no tuviera que llegar tarde... y pasaban los minutos, y ya casi eran y
media y no habíamos comulgado aún.
Pensé:
"Se va a marchar sin poder comulgar", pero estaba tranquilo. Cuando
llegó el momento, se acercó a comulgar y después, con un profundo respeto, se
marchó rápidamente. Ya habían tocado y media.
Inmediatamente
recordé algo que me había sucedido hace unos años.
En
el colegio en el que estudié, los jueves nos invitaban a ir libremente a misa
durante el recreo. Una de las veces que fui, no sé qué ocurrió (porque ahí sí
que estaba el tiempo muy medido) pero se nos fue la hora y llegué tarde a la
siguiente clase. Cuando entré, la profesora me dijo:
-Llegas
tarde. Te quedas fuera. ¿Dónde estabas?
-Estaba en Misa.
Su
cara se transformó y su gesto hacia mí cambió completamente.
-Vale, si es por eso, entonces no te preocupes, puedes sentarte.
Al
recordar todo sentí la certeza de que esa persona iba a estar bien, que el
Señor es su defensa y que, apostando por Él como lo hacía, todo le iba a
reportar en bien.
Hoy
el reto del Amor es apostar por el Señor. Si el Señor llena tu vida, si Él es
tu Paz, tu descanso, tu alegría... no tengas miedo en salir por Él delante de
los hombres. Tu gesto te abrirá los ojos para poder ver que Él siempre está a
tu lado, que Él te cuida.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
