Trompetas ante la
presencia
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Durante
la Eucaristía, para poder ir a repartir la Comunión entre los fieles, el
sacerdote tiene que atravesar nuestro coro. Cuando llega a la puerta de la
reja, se queda en pie y los fieles se acercan a recibir al Señor. Mientras el
sacerdote lleva la patena, vamos haciendo una inclinación de cabeza a su paso.
¡Es que pasa el Señor!
Sin
embargo, ayer no tenía el canto de comunión buscado. Me sumergí en el cuaderno
y, para cuando quise alzar la vista, el sacerdote ya había vuelto al altar. El
Señor había pasado dos veces delante de mí... ¡y no me había dado cuenta!
"¡Señor!",
me quejaba después, "¡cómo me gustaría ser como esos grandes santos, que
sienten tu presencia! No te pido que suenen las trompetas, pero sí, por
ejemplo, sentir un algo especial cuando pase delante del Sagrario..."
En
ese instante, recordé una frase del Cura de Ars. Él decía que, todo cristiano,
después de la comunión, se transforma en un nuevo Sagrario. Una idea llevó a la
otra... ¿cuántas veces el Señor habrá pasado delante de mí escondido en un
hermano... y no me he dado cuenta?
Nuestro
Dios es un Dios humilde. No es amigo de rayos, truenos y trompetas. No, Él
prefiere la suave brisa en el corazón. Se hace pequeño para que no sintamos
miedo de acercarnos a su grandeza. Y eso sabiendo que muchas veces pasará
desapercibido ante nuestros ojos.
Hoy,
en la Eucaristía, haz la prueba. Mira a tu alrededor. ¿Qué ves? ¿Ves conocidos,
amigos, enemigos, familiares...? ¿O ves hijos de Dios, templos vivos del
Espíritu Santo?
Hoy
el reto del amor es acercarte a hablar con una de las personas que estén en la
Eucaristía. Aunque sólo sea para desearle un feliz día, regálale tu mejor
sonrisa. Tal vez no veas nada grandioso en esa persona, pero recuerda: «Lo que
hicisteis a uno de estos, a mí me lo hicisteis». ¡El Señor hoy pasa a tu lado!
¿Descubrirás su presencia? ¡Feliz domingo!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma