Entrevista con el padre
João Chagas, responsable de la oficina jóvenes del dicasterio Laicos, Familia y
Vida
El
próximo Sínodo, que se celebrará en Roma en octubre de 2018 abordará el amplio
mundo de los jóvenes y el discernimiento vocacional. Y aunque preparar este
encuentro es competencia de la Secretaría para el Sínodo, que ya ha comenzado a
trabajar, también la oficina jóvenes del dicasterio Laicos, Familia y Vida
tiene mucho trabajo por delante. Así lo explica el padre João Chagas, responsable
de dicha oficina, que precisa además que la Secretaría del Sínodo les va a
involucrar no solo a ellos, sino también a la Congregación para el Clero, la
Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.
“Nosotros
estamos muy contentos por el tema elegido. Yo puedo decir que personalmente es
algo que soñaba desde hace años: un Sínodo sobre los jóvenes. Y estoy muy feliz”.
Además, asegura que por lo que han podido percibir a través de las diferentes
Conferencias Episcopales y los responsables de la pastoral juvenil, hay un gran
entusiasmo con esta elección del Santo Padre.
Del
tema del Sínodo ya emergen tres dimensiones que sabemos que serán
profundizadas. En primer lugar la juventud en general. Respecto a “los jóvenes”
cree que durante el Sínodo surgirá “la mirada de amor con la que Cristo y la
Iglesia miran a los jóvenes”. Asimismo se abordarán sus desafíos y sus potencialidades.
En
segundo “la relación que hoy tienen los jóvenes con la fe”. Y desde la pastoral
juvenil, precisa el padre Chagas, vemos un doble movimiento. Por un lado
hay muchos jóvenes que ya no adhieren fácilmente a una fe transmitida por los
padres, necesitan ellos hacer la propia experiencia. Y de estos, muchos se
alejan. Por otro lado “vemos también que muchísimos jóvenes se acercan a la
fe”.
En
tercer lugar está la pregunta en los corazones de tantos jóvenes, una pregunta
“de espiritualidad, de sentido”. Esta pregunta –asegura– es necesaria acogerla,
percibirla y escucharla. “Los jóvenes tienen que ser escuchados”, recuerda el
padre Joao.
Al
respecto, advierte que muchas veces tenemos dificultad para escucharles y
hablar su lenguaje. Por eso, indica que es importante “redescubrir” esta
capacidad.
Respecto
al discernimiento vocacional, recuerda la importancia de “acompañar a los
jóvenes en su camino”, porque en este periodo es donde normalmente hacemos las
elecciones más importantes de la vida”. Y este discernimiento vocacional es
“acompañar a los jóvenes en la formulación de su proyecto de vida”. No se
trata, tal y como dijo el cardenal Baldisseri, solamente de la vocacional al
sacerdocio a la vida consagrada, sino también al matrimonio, de la profesión, es
decir, el proyecto de vida.
En
el Congreso europeo de pastoral juvenil de 2014, explica el padre Joao, una de
las conferencias que fue muy apreciada hablaba de cómo los jóvenes hoy
necesitan sentirse amados de forma incondicional. Por eso, recuerda, los
jóvenes necesitan saber de esa mirada de especial de Cristo, de ese amor
incondicional que no te pide cambiar como condición para amarte, sino que es la
fuerza de ese amor la que da la capacidad de cambiar.
Los
jóvenes –subraya– tienen hoy muchas voces alrededor que les reprochan. Muchos
miran a la juventud con desilusión, lamenta el padre Joao.
Sin
embargo, él asegura que “los jóvenes no son un problema, son un gran recurso”.
Por eso, señala que si ellos sienten y perciben esta confianza y amor –que han
demostrado Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco, tal y como hizo Jesús– en
la mirada de los pastores y de todos aquellos que trabajan con ellos, darán
mucho.
Porque,
“si uno no se siente amado, aceptado, querido tal y como es, no encuentra la
fuerza para convertirse en una persona mejor”, explica el padre.
Finalmente,
el responsable de la oficina jóvenes del dicasterio vaticano, insiste en que
los jóvenes tienen una contribución única para dar a la Iglesia y deben ser
escuchados. El Sínodo –observa el padre Joao– ayudará también a descubrir
nuevos modos a través de los cuales los jóvenes puedan dar su contribución.
“Que
los jóvenes más alejados de la Iglesia sientan esta mirada de Cristo y el deseo
concreto de que su voz sea escuchada”, “un nuevo carburante para la pastoral
juvenil” y “nuevas vocaciones en todos los ámbitos”. Estos son los frutos que
el padre Chagas espera que este Sínodo traiga a la Iglesia y al mundo.
ROCÍO LANCHO GARCÍA
Fuente:
Zenit