Alliance Defending Freedom ha elaborado un informe en el que
critica el abandono de la libertad religiosa en las Naciones Unidas. Los
organismos encargados son inoperantes y otros relacionados con la salud hacen
lo posible por boicotear este derecho humano
A
pesar de que desde 1981 la Asamblea General de la ONU aprobó una
declaración contra la discriminación por motivos de religión o
creencias, “en la práctica, las acciones de la ONU -y sus inacciones- han
infringido o impedido” el ejercicio de la libertad religiosa.
La Declaración
suscrita entonces, no sólo protege el derecho a la manifestación de las
creencias y al culto, sino también “el derecho de los padres de organizar
su vida familiar en torno a los principios de su propia
religión, incluso a través de la educación de sus hijos”.
Así
lo subraya el informe The UN’s failure to promote and Protect Religious
Freedom (El fracaso de la ONU en la promoción y la protección
de la libertad religiosa) elaborado por Meghan Grizzle Fischer, miembro del
equipo de expertos en defensa de los derechos humanos en foros internacionales
de ADF International.
Dicho
informe investiga cómo los diferentes organismos de la ONU han errado a la hora
de ayudar a aquellos que más sufren para ejercer su libertad religiosa, en
especial los cristianos y otras minorías azotadas por los terroristas de Estado
Islámico en países como Siria e Irak.
1.- No ha reconocido el
genocidio del Estado Islámico
En
2005, más de 150 jefes de Estado y de Gobierno apoyaron la una
declaración, ratificada posteriormente por la Asamblea General, según la
cual la comunidad internacional “a través de las Naciones Unidas tiene la
responsabilidad (…) de ayudar a la protección de las poblaciones frente al
genocidio, los crímenes de guerra, la limpieza étnica y los crímenes
contra la humanidad”.
Sin embargo,
desde 2014 el Estado Islámico ha matado a más de 110.000 personas en Irak
y Siria pero, pese ha haber aprobado resoluciones sobre estas atrocidades, la
ONU “no ha identificado de forma específica la persecución contra los
cristianos en ninguna resolución” aunque sí lo haya hecho ante la
prensa “lo que no tiene el mismo peso”, subraya el informe.
Megan
Grizzle pone de relieve el doble rasero aplicado por Naciones Unidas en
este campo, dado que el Consejo de Seguridad dedicó una reunión especial
en 2015 los crímenes del Estado Islámico contra unas 30 personas
LGTBI mientras que no convocó ningún encuentro a tratar la persecución
religiosa a manos de los terroristas del ISIS.
ADF
International pide a este respecto que se reconozca el genocidio, que el
Consejo de Seguridad lleve ante la corte Penal Internacional la situación de
Siria e Irak así como que establezca comisiones de expertos que la analicen,
entre otras medidas.
2.- El Consejo de los
Derechos Humanos: el zorro en el gallinero
En
2006, el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU sustituyó a la
antigua Comisión de Derechos Humanos que “era inefectiva debido a la
politización y su composición” plena de estados que que eran “violadores
de los derechos humanos” que usaban el organismo para evitar ser criticados.
En
realidad, la composición no ha variado tanto. Según denuncia el informe, 13
de sus 47 miembros aparecen en la ‘World Watch List 2017’, en la que se
reflejan las 50 naciones en las que “los cristianos son más perseguidos”.
Entre
2006 y 2015, el Consejo de los Derechos Humanos “ha aprobado 15 resoluciones
contra Siria, 12 contra Myanmar (antigua Birmania), 8 contra corea del Norte y
5 contra Irán”. En el mismo periodo, condenó en 61 ocasiones políticas del
Estado de Israel.
Este
consejo supervisa igualmente el Examen Periódico Universal que
deben pasar todos los estados miembros, pero su mecanismo “permite a los
estados presentarse como campeones de los derechos humanos
mientras mantienen la violación de los derechos humanos, incluida la
libertad religiosa”.
3.- Ineficacia de otros
organismos sobre libertad religiosa
Alliance
Defending Freedom aborda también el problema de la inoperancia de una
serie de organismos de las Naciones Unidas cuyos estatutos establecen de forma
explícita que deberían “fomentar la libertad religiosa”. Entre ellos están la
Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y el Comité de los
Derechos Humanos.
Respecto
a la primera, según denuncia el informe, es imposible encontrar una sola
referencia en su lista de publicaciones relacionada con la libertad
religiosa. Esta oficina cuenta con 1.000 trabajadores repartidos
entre Ginebra, Nueva York y 13 oficinas regionales en todo el mundo.
El
Comité de Derechos Humanos está encargado de revisar los asuntos sobre la
materia que se producen en diferentes países, pero este proceso “no ha tenido éxito
en la mejora de la protección de la libertad religiosa”, señala Grizzle.
4.- Las Naciones Unidas
“socavan” la libertad religiosa
Más
allá de la inoperancia de los organismos específicos sobre derechos
humanos, o que se haya mirado hacia otro lado en el caso del genocidio de las
minorías de Siria e Irak a manos del Estado Islámico, las Naciones Unidas
“socavan activamente” la libertad religiosa.
Según
el informe de ADF International, los organismos de la ONU “cuyos mandatos
no incluyen la libertad religiosa” son los más nocivos para la
protección de este derecho fundamental a través del “menosprecio del
derecho a la objeción de conciencia en el campo sanitario”.
A
pesar de que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos reconoce el
derecho a la libertad de conciencia y que la objeción de conciencia en el
ámbito de la salud es reconocida “la ONU ha fallado en su promoción”. No sólo
eso.
Las Naciones
Unidas combaten el libre ejercicio de la objeción de conciencia a través de
diferentes instrumentos como la Convención para la Eliminación de toda forma de
Discriminación contra la Mujer (CEDAW) o la Convención de los Derechos del
Niño.
También
a través de actuaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA)
o la Organización Mundial de la Salud.
Uno
de los ejemplos más descarados de este tipo de ataques a la libertad religiosa
lo portagonizó el Comité de los Derechos del Niño cuando en 2014 pretendió
que la Iglesia católica modificara el Código de Derecho Canónico en lo
relativo a sus enseñanzas y disposiciones relacionadas con el aborto y la
contracepción.
Fuente:
Actuall