Comida peligrosa
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva
al Señor. Que pases un feliz día.
Los jueves y los sábados nos ponen para
comer las sobras del resto de la semana. Ayer, entre varios segundos a elegir,
había un pollo guisado que recordaba buenísimo. Y, sin dudarlo más, cogí el
cucharón y me serví.
Mientras me servía me iba dando cuenta
de que, al recalentarlo, se había desmigajado bastante, pero aún así no dudé en
cogerlo. Y, claro, cuando fui a comerlo, empecé a observar que estaba lleno de
trocitos de huesos del pollo muy pequeños, minúsculos, y que, de hecho, pasaban
completamente desapercibidos.
¡Menos mal que me di cuenta! Así los
pude ir separando y me comí el pollo con toda paz, disfrutando mucho de aquella
comida que nos habían puesto.
Cuando estaba separando los huesos de la
carne, el Señor me iluminó qué necesario es, en nuestra vida, ir aprendiendo a
distinguir dónde está el problema. Sí, descubrir en la oración qué es aquello
que nos quita la Paz, o tal situación que te causa dolor, o esa circunstancia
que no puedes tragar.
Experimenté que el Señor me insistía:
"Nadie se traga un hueso por el hecho de que ya esté en la boca, ¿por qué
no hacer lo mismo con tus cosas?" Y es verdad: todo el mundo encuentra
razonable y lógico que, cuando nos sucede eso, intentemos distinguirlo y
separarlo para extraerlo y no tener que tragarlo, pero, sin embargo, ¿cuántos
problemas tragas, queriendo solucionarlos en tus fuerzas? O, ¿cuántas cosas que
se te hacen duras las acabas llevando a cabo porque consideras que no hay otra
salida?
Y es que sólo Cristo puede enfrentarse a
todo eso, a todo lo tuyo. Dios Padre nos envió a Su Hijo porque conocía nuestra
total impotencia, y así Cristo se hizo hombre para afrontar aquello que nosotros
no podemos ni mirar de lejos. Él hace que todo se esclarezca, que lo que causa
dolor se transforme en fuente de Vida. Él te ha salvado para devolverte la Vida
y el Amor. Él lo hizo por ti, y quiere que seas feliz, pero necesita que no te
lo tragues tú solo, sino que te lo saques de la boca y se lo entregues a Él.
Hoy el reto del Amor es poner a los pies
del Señor eso que se te está haciendo más duro. No tienes nada que perder y
mucho que ganar, haz la prueba y pídele que se manifieste de nuevo Vivo y real
en tu vida.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma