Un seminarista ofrece 16
consejos prácticos, de manera clara y con sentido del humor
Me pidieron una
catequesis sobre cómo comportarse en misa. Veamos:
1 – Tras el
comentario inicial (esperando que no sea un sermón), quédate de pie, atento
al Misterio que será celebrado.
2 – En el Acto
Penitencial, de pie, inclina la cabeza y pide perdón por los pecados
veniales (porque los mortales sólo en la confesión auricular).
3 – Después del
Gloria (si hubiera), siéntate para oír las lecturas. Haz un profundo
silencio y déjate guiar por la voz del Señor: “Escucha Israel”. Evita hacer
ruido con el folleto de la misa (y no es necesario aplaudir en las lecturas).
4 – En el canto
de aclamación del Evangelio, quédate de pie, en la dirección del ambón.
Después de la proclamación, vuelve a sentarte y escucha con atención la
homilía. Si tu bebé llora, ve con él a dar una vuelta alrededor de la iglesia.
Los bebés son lindos, pero a la hora de la homilía el llanto no conviene. El
sacerdote puede no incomodarse, pero el hermano de la banca de atrás podría no
escuchar la reflexión.
5 – En el Credo,
quédate de pie y recítalo en voz audible. Después de las plegarias,
vuelve a sentarte y sólo levántate cuando el sacerdote diga: orad hermanos… (si
hubieran ofrendas, pon la tuya en la cesta. No es necesario que le muestres a
todos los 13 pesos, porque no es mucho).
6 – En la hora
del Santo, no es bueno hacer coreografías. En ese momento los ángeles
descienden del Cielo para adorar a Jesús en la Hostia Consagrada y podrías
golpear en la cara a uno de ellos.
7 – Cuando el
sacerdote diga: “Envía sobre esta ofrendas…”, quédate arrodillado. Es
el momento sublime de la consagración.
Frente a Jesús toda
rodilla se dobla (Flp 2), a no ser que tengas artrosis. En ese caso, inclina la
cabeza en gesto de profunda adoración. Haz silencio, aunque un fiel al lado
grite “Señor mío y Dios mío, yo creo…”. Deja que grite solo.
8 – Levántate
cuando el sacerdote diga: “Este ese el Misterio de nuestra fe”.
9 – En la
Oración Eucarística, piensa en los ministros ordenados, en las almas
del Purgatorio, en toda la Iglesia y reza. Estás ofreciendo todas esas personas
al Padre, por medio del Hijo que se inmola en el altar.
10 – En el
Padrenuestro, no forma parte el rito de darse las manos. Pero si el sacerdote
lo pide o si alguien te la da, no seas soberbio al punto de poner las
manos en los bolsillos. El gesto de asegurar la mano del hermano no disminuirá
tu catolicidad. Recuerda que estás en una asamblea y no en un curso de
liturgia. Evita cualquier incomodidad durante la celebración.
11 – Si hay
abrazo de paz, no necesitas recorrer toda la iglesia para abrazar a los fieles.
Basta saludar de forma discreta a los que están más cerca. Recuerda también
que, al ir por la calle, puedes hacer lo mismo y no desviar la mirada cuando un
hermano pase.
12 – Cuando
oigas la frase “Cordero de Dios, que quitas…”, para inmediatamente de saludar y
dirige tu mirada hacia el altar.
El sacerdote levantará
el Santísimo Cuerpo del Señor.
13 – A la hora
de la Comunión, presta mucha atención. Haz un examen de conciencia y ve si
tu alma está limpia para recibir a tan gran huésped. Si no perdonaste a tu
enemigo, quédate sentado. Si cometiste un pecado contra la castidad, quédate
sentado. Si fuiste deshonesto y te gusta el dinero de otros, quédate sentado
también. Si tu confesión fue hace poco tiempo y fue sincera, levántate
piadosamente y ve al encuentro de Jesús.
14 – No
platiques en la fila, no intentes saber cuál es la fila del sacerdote
porque el ministro extraordinario también está con Jesús. No mastiques chicle o
caramelos (en ningún momento de la misa). Ve rezando en silencio, sin mirar la
ropa de los demás. Al llegar frente al sacerdote, elige: o extender las dos
manos en forma de concha y recibir a Jesús, o arrodillarte discretamente y
recibirlo directamente en la boca. Yo sugiero la segunda opción, pero la
Iglesia te permite elegir.
15 – ¿Comulgaste?
Vuelve a tu lugar en silencio, con las dos manos en el corazón, y haz tu
acción de gracias. Adora al Señor como el Ángel enseñó a los pastores de
Fátima, o di otras oraciones de tu devoción (Alma de Cristo, Adoro te devote,
etc.). Evita hacer muchos pedidos. Es hora de alabar y agradecer.
16 – Cuando el
sacerdote diga: Oremos… Quédate de pie y espera la bendición final. Si
hubieran felicitaciones y avisos (algo que nos suele impacientar), espera. No
salgas de la iglesia como quien va a tomar el tren. Estás en casa, en la casa
de tu Padre. ¿Para qué la prisa?
Finalmente, me gustaría
darte unos breves consejos:
·
Piensa en la ropa que
usarás. Eso no es moralismo. Es cuestión de
caridad con los ojos del prójimo. Nuestra Señora pide modestia para vestir.
Obedece a la Madre de Jesús y serás feliz. Eso vale para los hombres también.
·
Si vas con tu novio(a),
deja las caricias fuera de la iglesia,
en respeto al templo santo. Si eres soltero(a), vale hacer un gesto discreto a
la candidata(o). El mejor lugar para buscar pretendientes es la iglesia, porque
todo empieza a los pies de Jesús (pero no vayas a misa con ese interés).
Si estas pautas te
sirvieron para rezar mejor, gloria a Dios. Si no, yo mismo te pido que no las
practiques. Dios te bendiga y María te guarde.
Seminarista
Gabriel Vila Verde
Fuente: Aleteia
