La estrategia
del relativismo
Hay una sensación de rabia
e impotencia que uno siente como católico cuando ve que la mentira se impone y
que la intriga y el cinismo logran su cometido, de modo que al mal se le
conceden victorias y aplausos mientras que el bien y lo bueno son
ridiculizados, postergados, amordazados y en cierto modo aplastados bajo el
peso conjunto de múltiples engaños y trampas. Estamos en un mundo en el
que vale más el "lobby" que la verdad y pesa más la utilidad que la
justicia.
En la búsqueda de una
respuesta de fe frente a todo ello, tal vez sea útil empezar por elaborar una
lista de esas trampas con que algunos o la mayoría de los medios de
comunicación, las cátedras universitarias, los sistemas de gobierno, las
expresiones del arte y los emporios económicos parecen haberse
confabulado rabiosamente para destruir la Iglesia y borrar el Nombre de Cristo
de todos los corazones.
He aquí
mi inventario provisional de esas trampas.
1. Simplemente calumniar. Mentir
a sabiendas, diciendo que la Iglesia dice cosas que no dice. Ejemplos: muchos
dicen que para la Iglesia toda expresión sexual es pecado. Otros confunden la
excomunión con enviar al infierno. Otros dicen que la Iglesia afirma que los no
católicos se condenarán irremediablemente. Cuando Juan Pablo II habló sobre el
Cielo y el Infierno muchos periódicos empezaron a calumniar diciendo que para
el Papa ya no había infierno.
El falseamiento o engaño va
también al describir, por ejemplo, la concurrencia a los actos públicos,
marchas o manifestaciones que van en contra de la opinión que se quiere
imponer. Esto se da en temas de actualidad pero, de hecho, la mayor parte de
las calumnias son exageraciones o mentiras descaradas sobre temas de los que
todos hablan y pocos saben: el caso Galileo, las Cruzadas, los Papas del
Renacimiento, la Inquisición. Aunque hay muchas verdades vergonzosas y
dolorosas para los católicos, las calumnias sobreabundan al hablar de estos
temas, a fuerza de generalizaciones, ocultamiento de datos, caricaturas y demás
recursos de oratoria perversa.
2. Presentar algo como
necesario para el cuerpo humano o inevitable en el
desarrollo normal del individuo, la pareja o la sociedad. La masturbación, la
pornografía, la infidelidad matrimonial, la guerra entre naciones o la lucha de
clases dentro de una sociedad han sido y son presentadas a menudo de esta
forma.
3. Presentar algo como
moderno, o como señal de una mente abierta y desarrollada,
ridiculizando por anacrónico u opresivo el comportamiento opuesto. Ejemplos: lo
actual y moderno es la práctica homosexual, los llamados "derechos
reproductivos," las modas vulgares, el lenguaje soez.
4. Presentar algo como
inevitable dentro del libre desarrollo de la ciencia, o útil
e indispensable para el bienestar futuro de la Humanidad. Ejemplos: usar
embriones humanos vivos para conseguir "células madre" que se supone
curarán graves enfermedades.
5. Presentar casos extremos que
impacten emocionalmente a las personas y las muevan en una dirección equívoca o
que las pongan en situación de aceptar medidas extremas y arbitrarias. En
prácticamente todos los países se empieza aprobando el aborto bajo premisas
extremas: "un drogadicto loco ha violado a una pobre e inocente niña: ¿no
debería ella abortar?" El nazismo usó lo mismo para agrandar el supuesto
peligro de la influencia judía en la economía alemana. El truco funcionó porque
la gente común llegó a ver como normal que se persiguiera y exterminara a sus
vecinos judíos.
6. Presentar modelos de
vida que incitan a una conducta libertina y cínica: la actriz
que se ha casado nueve veces y sonríe en su décima boda; la cantante que
blasfema de Cristo y amontona millones; los que llevan una vida bohemia y se
jactan de su inspiración poética; los que viven en adulterio, drogas o
alcoholismo y siempre ocupan las páginas de farándula y son invitados a las
reuniones de más alta clase social.
7. Utilizar el adjetivo
"polémico" para introducir cosas perversas a las que en el
fondo se está aprobando y aplaudiendo. En vez de decir que una película es
blasfema se dirá que es "polémica;" en vez de decir que un libro
ensarta calumnias contra la Iglesia se dirá que es un libro
"polémico," y así para lo demás. De este modo, lo que digamos los
ofendidos se convierte en parte de la "polémica" y de paso sirve como
propaganda que ayuda a vender el producto "polémico."
8. Atacar por anticipado. Para
hacer pasable la práctica homosexual se empieza denunciando la homofobia. Sobre
la base de esa denuncia chillona lo único que queda, dentro de lo socialmente
aceptado, es acoger con mente "abierta" todo lo homosexual, pues
cualquier cosa que no sea alabar a los homosexuales por su valor y coherencia,
será tachado de inmediato como homofóbico.
Lo mismo con la inquisición.
Se crea un clima de odio hacia la inquisición de modo que si uno quiere
atreverse a hablar de qué es lo bueno o lo justo ya debe esperar un alud de
juicios implacables y de exclusión social, porque según ellos uno es la
"inquisición." De hecho, la única manera de no ser calificado de
"inquisidor" es aceptarles todo lo que ellos digan.
9. Fingir democracia,
presentando los dos lados de un aspecto polémico pero en grave desproporción de
espacio o tiempo, o invitando al diálogo a alguien que no puede representar la
mente de la Iglesia, ya sea por incapacidad o por mala relación con Ella.
Ejemplo: en una polémica sobre la Nueva Era invitan a una mujer esotérica con
dos postgrados y a un sacerdote tontarrón y complaciente, que sólo le preocupa
quedar bien y salir en televisión. O en una discusión sobre el aborto invitan a
una doctora muy bien preparada y a cualquier prelado que sea bien torpe y corto
para hablar. Al final quedará "democráticamente claro" de qué lado
debe inclinarse la opinión.
Lo mismo hacen los diarios:
saben a quién le piden que escriba sobre qué tema, de modo que haya un máximo
de escándalo y un mínimo de verdadera información. El ego de los clérigos ayuda
a que el sistema funcione, en detrimento de la Iglesia.
10. Falsear encuestas.
Ejemplos: al estudiar cómo son educados niños por parejas homosexuales se suele
comparar su desarrollo con el de niños que han crecido sólo con uno de los
padres, no con niños que han tenido papá y mamá. Los resultados de la encuesta
falseada determinan que los patrones sicológicos medidos son sustancialmente
iguales, pues así fue hecha la trampa desde el principio. Otros casos, aún más
descarados, no cuentan los votos que van en contra de la opinión que se quiere
imponer.
11. Ocultar efectos
secundarios o posteriores que, si se mencionaran como es debido,
cambiarían la opinión de la gente. El ejemplo típico es el trauma post-aborto,
que nunca o solo superficialmente es mencionado por los partidarios de tal
asesinato.
12. Maquillar las palabras. De
nuevo los ejemplos abundan en la controversia sobre el aborto, que no es
llamado así sino "interrupción voluntaria del embarazo;" o también:
"ejercicio del derecho que la mujer tiene sobre su cuerpo." Tales
eufemismos existen también en otros ámbitos: hay medios de comunicación que no
hablan de "terroristas" sino de "rebeldes;" no hablan de
"secuestradores" sino de "insurgentes," aunque su
"insurgencia" se financie precisamente de secuestrar civiles.
13. Trivializar. El arte
tonto de volver todo chiste, muchas veces usando el humor para introducir en
sociedad comportamientos que no aceptaríamos en seriedad de términos. Caso
típico: presentar en programas de televisión, como personajes simpáticos, a
travestis y amanerados que por su protagonismo son aceptados como inconscientemente
por la gente. Pronto se mezcla la ficción con la situación real.
Otras veces la
trivialización sirve para socavar el respeto hacia lo sacro o para quitar
autoridad o influencia a la Iglesia. Ejemplo: los programas de MTV
ridiculizando al Papa, los cardenales y los sacerdotes.
14. Hacer caso omiso de las
causas. Se nos presentan las cifras de la pobreza pero no se
habla de sus causas. Conocemos el creciente número de embarazos adolescentes
pero no se habla de por qué se están multiplicando (a pesar del llamado
"sexo seguro"). Se ataca con virulencia las acciones de la guerrilla
pero pocos recuerdan las injusticias sociales que de algún modo gestaron a esos
movimientos y que quizá les siguen brindando una justificación.
Otro ejemplo: buscan y buscan
el supuesto "gen" homosexual mientras que lo que uno ve es que allí
donde se destruye la familia, y especialmente donde hay ausencia de genuina
figura paterna, se multiplica la tendencia homosexual, tanto en hombres como en
mujeres. En lugar de estudiar y corregir esas causas, se convierte al
homosexualismo en un dogma con porcentaje propio: ha quedado definido
"para siempre" que un diez por ciento de la población tiene
tendencias homosexuales. Es una entre muchas mentiras.
15. Olvidar selectivamente lo
que no conviene a la opinión que se quiere imponer.
Ejemplo: En Irlanda se proyecta repetidamente, fastidiosamente la película de
las Magdalene Sisters, que cuenta los abusos de autoridad y actitudes
enfermizas de las religiosas que dirigían un cierto orfanato. Ese mensaje se
repite a todas horas mientras se olvida con toda injusticia el inmenso bien que
centenares de religiosas han hecho a la sociedad irlandesa, especialmente a los
más pobres, a los enfermos y a todos los excluidos. Este "olvido"
doloso tiene un propósito: falsear el pasado para que no se le reconozca ningún
bien a la Iglesia.
16. Mencionemos por último
el descuido en aludir a otros intereses, que suelen ser los que
cuentan en las agendas secretas de los "lobbies" y los grupos de
presión. Hablo del dinero, sobre todo. Los miles de millones que implica el
tráfico de armas. Los miles de millones que mueve la pornografía. Los miles de
millones que vale la industria de los anticonceptivos. Para nadie es un secreto
que la abstinencia y la castidad no producen dinero mientras que la cadena de
consumo del sexo desordenado, desde la suscripción pornográfica hasta el aborto
voluntario, pasando por la cadenas de anticonceptivos, moteles y autoexámenes
de VIH y de embarazo, mueve sumas verdaderamente importantes. Pero eso no dice.
Se presentan argumentos cojos que sin embargo atraen porque tienen el olor del
dólar.
Creo que esta lista se
podría prolongar. Es un ejercicio doloroso pero necesario escribirla y es un
ejercicio penoso pero obligatorio conocerla y darla a conocer. Corresponde a
los papás leer y comentar junto con sus hijos documentos como este, de modo
que los chicos se acostumbren a desconfiar de los medios de comunicación y
prefieran siempre formarse una opinión crítica y seria. Es necesario además que
entiendan pronto y sin angustias que les aguardarán luchas y burlas en la noble
causa de defender el Nombre de Jesucristo. Pero nuestros adversarios no nos van
a engañar para siempre.
Por: Fray Nelson Medina, O.P.
Fuente: fraynelson.com