El cáncer se cruzó en
su camino pero, hasta su triste fallecimiento, no consiguió bajarle de la
bicicleta
Ni Alberto Contador, ni Chris Froome, ni Nairo
Quintana, ni Alejandro Valverde, el protagonista este año de la Vuelta Ciclista
a España ha sido un pequeño ciclista de 12 años, Pablo Sanz Sánchez. Hace pocos
meses falleció por un cáncer y uno de los equipos Orica quiso rendirle homenaje
en la etapa que finalizaba en Formigal.
El equipo australiano decidió
aprovechar que circulaban por la zona del joven de 12 años y decidió lucir en
sus bicicletas su nombre y el dorsal que utilizó en sus últimas carreras.
Un gran homenaje del ciclismo
internacional a un joven ciclista que no dejó indiferente a nadie. Pablo Sanz
Sánchez era un joven zaragozano enamorado del ciclismo. El cáncer se cruzó en
su camino pero, hasta su triste fallecimiento, no consiguió bajarle de la
bicicleta. Sufrió la amputación de su pierna derecha, pero siguió pedaleando
con su pierna izquierda.
El Periódico de Aragón contaba
su historia nada más fallecer. Rendirse no era una opción y esto le decía
siempre a su padre: “Papá estoy bien, no me pasa nada, soy un niño normal,
simplemente déjame ir en mi bicicleta con mis amigos. Si me caigo me levantaré
como todos y seguiré, no quiero lágrimas, quiero vivir el momento y disfrutar”.
El ciclista profesional
español Ángel Vicioso conocía bien su historia: “Hace dos años me enteré de su
historia y de que estaba loco por conocerme y hablar conmigo. Entonces me
estaba recuperando de mi operación del fémur, lo conocí y me fui a hacer un
recorrido con él”.
Ese pequeño recorrido le
marcó. Ángel Vicioso explica lo que supuso este pequeño ciclista Pablo Sanz a
todos los que le conocieron: “nos dio un ejemplo de lección de vida, de Pablo
tenemos que aprender todos, tanto los más mayores como los más pequeños”.
Fuente:
Aleteia