Libros juntos
Tenemos un libro de himnos para la liturgia de todos
los días, excepto la oración de los viernes por la tarde. Para ése utilizamos
un libro muy finito aparte.
La mayoría de las monjas tienen unidos los dos libros,
los han forrado juntos o los han pegado con superglue. Pero yo no los tengo
así, los tengo separados y, al utilizarlo sólo un día, nunca me acuerdo de
coger el finito.
Cuántas veces nos despistamos y vivimos sin "el
libro de todos los días"; sin el Señor. Nos puede la actividad, el
trabajo, los planes, y nos perdemos todos los regalos que Él tiene pensados
para nosotros durante el día. Nos volvemos como ese himno de los viernes por la
tarde, perdido por no estar junto al otro. Sentimos que los problemas pueden
con nosotros, perdemos la paz, estamos más irritables...
Esto me lleva a pensar que Cristo y nosotros tenemos
que ser como esos libros, siempre juntos. Nosotros nos tenemos que pegar a Él.
Si estamos juntos, Él nos hará ver con unos ojos nuevos el día, atentos a cada
acontecimiento que el Señor nos regala: encontrar sitio con el coche, no perder
el bus, una palabra de cariño, una sonrisa. Él está detrás de todo eso, no son
casualidades.
Pensarás que es difícil, que verle en los detalles más
pequeños es complicado, pero no te quedes en tus fuerzas, quédate en Cristo,
que Él es el que te va a ir mostrando Su rostro durante el día.
Hoy el reto es pegarte a Él. Para poder disfrutar de
cada momento del día con el Señor. Cuando sientas que pierdes la paz, vuelve tu
mirada a Él, pídele volver, y, tranquilo, ¡que Él siempre tiene el superglue
preparado!
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma