Mensaje del Papa a los participantes de la 67° semana litúrgica italiana
con el tema: “La liturgia lugar de la misericordia. Reconcíliate para
reconciliar”
Uno es perdonado para poder perdonar. La
misericordia del Padre se demuestra potente en el renovar a las personas y
volverlas capaces de ofrecer a los otros la experiencia viva de este mismo don.
Es esto en síntesis el corazón del mensaje
que el santo padre Francisco ha enviado al presidente del Centro de Acción
Litúrgica (CAL) el obispo de Castellaneta, Claudio Maniago, con motivo de la
67° semana litúrgica nacional italiana que inició hoy en la ciudad de Gubbio,
con el tema: “La liturgia lugar de la misericordia. Reconcíliate para
reconciliar” y que concluye el 25 de agosto.
En el texto firmado por el cardenal
secretario de Estado, Pietro Parolin, el Papa exhorta a vivir el rito de la
penitencia sacramental “como expresión de una ‘Iglesia en salida’, como ‘puerta’,
no solamente para volver a entrar después de haberse alejado, sino también como
‘umbral’ abierta hacia las diversas periferias de la humanidad siempre más
necesitada de compasión”.
Es en el sacramento de la Penitencia o
reconciliación que de hecho “resplandece de manera toda particular” el don de
la misericordia; en este “se cumple el encuentro con la misericordia recreadora
de Dios de la cual salen hombres y mujeres nuevos para anunciar la vida buena
del evangelio a través de una existencia reconciliada y reconciliadora”.
Citando las palabras de San León Magno,
dice: “lo que era visible y tangible en nuestro Redentor ha pasado a los
sacramentos”. Esta idea, asegura Francisco, “nos ayuda a percibir toda la
liturgia como un lugar donde se encuentra la misericordia para ser acogida y
para ser donada, lugar en el que el gran misterio de la reconciliación se
vuelve presente, anunciado, celebrado y comunicado”.
El deseo del Papa es por lo tanto que “de
las reflexiones y de las celebraciones de la Semana litúrgica, se vuelva
siempre más madura la compresión de la liturgia como fons et culmen de una vida eclesial y personal llena
de misericordia y de compasión, porque constantemente formada en la escuela del
evangelio”.
La misiva concluye
confiando “a la materna intercesión de María, Mater
Misericordiae, los trabajos y las espectativas del importante
evento litúrgico nacional”.
Fuente:
Zenit