Los inmigrantes no ayudarán si no hay una cultura que pueda asimilarlos
El antiguo
rabino mayor de Gran Bretaña advierte con dureza al continente europeo: tengan
más hijos o vean morir su cultura.
La civilización
occidental está al borde del colapso, al igual que la de la antigua Roma,
porque aquellos en edad fértil rechazan la responsabilidad de criar más hijos, afirma el rabino Jonathan Sacks para The Telegraph.
[Sacks] destacó
el descenso de la tasa de nacimientos sumado al crecimiento de la deuda, la
ruptura de la unidad familiar y una creciente brecha entre los súper ricos y el
resto de las personas; son parte de una serie de graves crisis a las que se
enfrentan Gran Bretaña y otros países europeos y que ni los gobiernos ni los
mercados parecen ser capaces de solucionar.
Pero, en última
instancia, declaró, la sociedad europea tal y como la conocemos “morirá” a
causa de la crisis demográfica.
Sacks, que pasó
a ser miembro de la Cámara de los Lores en 2009, conversó con el mencionado
periódico británico tras recibir el Premio Templeton 2016,
un reconocimiento anual muy destacado en el mundo, por su labor en la
promoción del entendimiento religioso.
En su discurso
durante la ceremonia del Templeton, advirtió que las sociedades han llevado
al extremo la tendencia a la externacionalización, ya que delegan la
responsabilidad de las decisiones, incluso las morales, a empresas o gobiernos.
Cada vez más,
hay muchos que “externalizan” la responsabilidad de, por ejemplo, limpiar
los escombros de las relaciones fracasadas dejándolo en manos del estado de
bienestar.
Pero ni el
mercado ni el Estado serán capaces de resolver el colapso de la tasa de
natalidad en toda Europa, asevera el rabino.
Las tasas de
natalidad en los 28 países de la UE están ahora por debajo de la tasa de
reemplazo, según informa The Irish Times. Y aunque la inmigración
va rellenando los espacios vacíos, es, sin embargo, una tendencia que no salvará
a Europa, porque los inmigrantes no serán asimilados, advierte Sacks.
Según informa The
Telegraph:
Aunque las
tasas de natalidad en Gran Bretaña aumentaron durante la primera década del
nuevo siglo —una tendencia en parte alimentada por la inmigración—, desde
entonces ha vuelto a caer hasta niveles como los de principios de 1990.
Las cifras
oficiales más recientes muestran que nacieron únicamente 695.200 bebés en
Inglaterra y Gales en 2014, un 21% por debajo del pico producido durante el baby boom de la década de los 60.
Mientras tanto,
la población envejece cada vez más, con un número de personas por encima de
los 75 años que ha crecido un 89% en una generación.
El año pasado,
Reino Unido alcanzó un gran hito demográfico, tras superar por primera vez
los 40 años como media de edad entre los habitantes.
No obstante, la
Oficina Nacional de Estadística británica señaló que esta cifra sería
significativamente más alta si no fuera por los altos niveles de inmigración.
Sacks defiende
la postura de que el cambio demográfico estaría vinculado a una pérdida de
fe religiosa en Occidente, que desde hace mucho viene asociándose a una
alta estima por la institución de la familia.
“Los
historiadores contemporáneos (…) hasta ahora no han conseguido encontrar un
único ejemplo histórico de una sociedad que fuera secularizada y mantuviera su
tasa de natalidad en los siglos posteriores”, sostiene.
El gran rabino
insiste en que la inmigración en masa no aportaría una solución a largo plazo a
la crisis demográfica, ya que Reino Unido cada vez está menos dotado para
integrar las nuevas llegadas, a medida que olvida su propia identidad nacional
y su historia. Y eso está relacionado, en parte, con las nuevas tecnologías,
asegura.
“Cuando una
cultura pierde su memoria, pierde su identidad, y cuando una cultura pierde su
identidad, ya no queda nada donde integrar a las personas”, explica Sacks.
La raíz del
problema, según dice, es una epidemia global de disminución de la capacidad de
atención en la era de los medios sociales. “La gente
olvida cómo gran Bretaña ganó su libertad; ya saben: la Guerra Civil. Con esos
extraordinarios pensadores que vadearon el siglo XVII, John Milton, Thomas
Hobbes, John Locke”, afirma.
Y
añade que en el caso de la denominada Primavera Árabe en 2011, cuando las
poblaciones locales de Oriente Medio y del Magreb se alzaron contra los
dictadores, impulsados por las redes sociales, “la gente empieza a “googlear” y
a usar Facebook, los tiranos caen y uno piensa: ya está, aprietas un botón y
Google hará el resto”.
“Sí, los
tiranos fueron derrocados, pero el resultado no fue libertad sino anarquía”,
declara. “Una anarquía terrible, de hecho, de un tipo que conocemos básicamente
gracias a Hobbes tras las guerras de religión en Europa, cuando hablaba
de que la pauta natural es el estado de guerra de todos contra todos, una
naturaleza en la que la vida es ‘solitaria, pobre, sucia, brutal y breve’.
[Ésta] es una descripción precisa de la vida en Siria o Irak o Afganistán o
Somalia o Libia hoy en día. Las personas piensan que la libertad es la opción
predeterminada, la configuración por defecto de su teléfono”.
Fuente: Aleteia