Voluntaria sin cálculos
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
-¿¿Puede alguien explicarme para qué se pusieron los teléfonos
inalámbricos... si nunca los lleváis encima??
Así iba gimoteando la pobre Priora, fingiendo enfado y desesperación, tras
tener que subir al Noviciado para pasarnos el teléfono. Hay que reconocer que
tiene una paciencia de campeonato, que me movió por completo a la compasión.
-No te preocupes, sor Ana... -la consolé- Mañana yo me encargo de llevar el
teléfono.
Muy convencida, al día siguiente me enganché el teléfono del cinto y me
bajé a trabajar a la sala de abajo. En cuanto llegué...
Ale, escaleras arriba a pasar la llamada a Joane. Me volví a sentar y...
-¡Ring, ring!
"Qué sano es esto de subir escaleras..."
-¡Ring, ring!
"Qué maravilloso ejercicio de diligencia..."
-¡Ring, ring! ¡Ring, ring!
¡Ring, ring!
-¡¡¡Aaaaaaaahhhhhhgggggg!!!
No sé si llegué a estar más de 5 minutos seguidos en el ordenador.
-¡¡Nunca más!! -dije al acabar la mañana- El problema no es llevar el
teléfono, sino que, quien lo lleva, ¡tiene que atenderlo!
Muchas veces nos lanzamos a hacer cosas con toda nuestra buena intención,
pero sin calcular los "trabajitos colaterales" que llevan
incorporados. Puede ser ser fácil llevar jabón al baño, ¡lo interesante es
rellenar el dosificador! Es un buen gesto el lavar las toallas, ¡lo difícil es
poner unas limpias en el toallero! Seguro que te agradecen el que tires la
basura, ¡pero la cuestión está en poner otra bolsa luego!
Llevando esto a la oración, descubrí al Señor. Él no sólo muere por
nosotros... ¡sino que entrega la vida libre y voluntariamente! No le bastó con
recorrer nuestra tierra unos años, ¡sino que se quedó con nosotros para
siempre! No sólo está pendiente de ti a cada instante, ¡sino que lo hace lleno
de alegría, disfrutando cada segundo! Y es que el amor es el único capaz de ir
más allá.
Hoy el reto del amor es dar un paso más. Es lunes, empieza la semana. Te
invito a que hoy des los buenos días a cinco personas. Pero, ¡cuidado! La
cuestión no es sólo decir "buenos días"... ¡sino decirlo sonriendo!
Deja que el amor te lleve más lejos. ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de
Lerma