Toma de velo
El 24 tuvo lugar la
ceremonia de mi toma de velo. Fue un día totalmente velado por las lágrimas...
Papá no estaba allí para bendecir a su reina... El Padre estaba en Canadá...
Monseñor, que iba a ir a comer en casa de mi tío, estaba enfermo, y tampoco
vino.
Todo fue tristeza y amargura... Sin embargo, en el fondo del cáliz había
paz, siempre la paz ... Aquel día Jesús permitió que no pudiese contener las
lágrimas, y mis lágrimas no fueron comprendidas...
Me sería imposible decirte, Madre querida, cuánto me
enseñó su ejemplo acerca de las delicadezas que una esposa debe prodigar a su
esposo. Escuchaba ávidamente todo lo que podría aprender al respecto, pues no quería
hacer yo por mi amado Jesús menos de lo que Juana hacía por Francis, una
criatura ciertamente muy perfecta, ¡pero a fin de cuentas una criatura...!
Hasta me divertí componiendo una tarjeta de invitación para compararla con la
suya.
Estaba concebida en los siguientes términos: TARJETA DE INVITACIÓN A LAS
BODAS DE SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS DE LA SANTA FAZ No habiendo podido invitaros
a la bendición nupcial que les fue otorgada en la montaña del Carmelo, el 8 de
septiembre de 1890 (a la que sólo fue admitida la Corte Celestial), se os
suplica que asistáis a la Tornaboda, que tendrá lugar Mañana, Día de la
Eternidad, día en que Jesús, el Hijo de Dios, vendrá sobre las Nubes del Cielo
en el esplendor de su Majestad, para juzgar a vivos y muertos. Dado que la hora
es incierta, os invitamos a estar preparados y velar.
Fuente: Catholic.net