HOY EL RETO DEL AMOR ES QUE PIENSES EN ALGUIEN QUE NECESITE ORACIÓN

El pequeño reclinatorio

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Tenemos la suerte de tener una capilla para nosotras en la parte del Noviciado. Es pequeña y acogedora, tiene unas cuantas sillas y dos reclinatorios: uno normal y el otro... nos preguntábamos si sería de un niño en otro momento, pues ¡es diminuto! A penas cabe una rodilla y, en cuanto a la altura para apoyarse, sólo se levanta un par de palmos desde el lugar donde nos deberíamos arrodillar.

Ahí está el diminuto reclinatorio que, al principio, al mirarlo, todas nos preguntábamos de quién sería, y que finalmente acoplamos como mobiliario.

Ayer estábamos las cuatro dando gracias por el día. Teresa (que es la novicia que vive aquí) vino un momento para despedirse del Señor y espontáneamente resolvió nuestras dudas sin que se lo preguntásemos.


-¿Veis ese reclinatorio tan pequeño? Es así porque es de una monja que era enana, y su sobrino se lo hizo para que pudiese orar como el resto. No era de aquí y yo ni siquiera la conocía, pero, cuando ella falleció, me lo hicieron llegar para que lo pusiese en un sitio visible y así orase por su sobrino.

Teresa salió por la puerta y me quedé mirándolo. Ya no era parte del mobiliario, tenía detrás una historia, unas vidas... alguien ha buscado la manera de que llegue hasta aquí y esté visible para que recordemos orar por este chico, tiene que ser importante. Así que ahora lo miro y no es lo mismo, presento al Señor al sobrino de la pequeña monja.

Empieza el día de trabajo, de clase, y seguro que hay alguien a tu alrededor que necesita que ores por él o ella. Que, al mirar algo, le tengas presente, y tu trabajo se convierta en trabajo-oración por esa persona.

Hoy el reto del Amor es que pienses en alguien que necesite oración y, a lo largo del día, pongas algo que te lo recuerde en tu lugar de trabajo: una fotografía, algo que te haya regalado, escribe su nombre en las páginas que tengas que estudiar...

VIVE DE CRISTO


Fuente: Dominicas de Lerma