En la homilía de este jueves, el Santo Padre asegura que el que habla mal,
ensucia y destruye la fama del otro. Invita a pedir la gracia de “mordernos la
lengua”
Jesús, antes de la Pasión, rezó por la
unidad de los creyentes de las comunidades cristianas, para que sean una sola
cosa como Él y el Padre, y así el mundo crea. Lo ha recordado el papa Francisco
esta mañana en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta.
De este modo, el Santo Padre ha asegurado que “la unidad de
las comunidades cristianas, de las familias cristianas, son testimonio: son el
testimonio del hecho que el Padre haya enviado a Jesús”. También ha reconocido
que quizá, llegar a la unidad –en una comunidad cristiana, en una parroquia, en
un episcopado, en una institución cristiana o en una familia cristiana– es una
de las cosas más difíciles.
Asimismo ha asegurado que “nuestra historia, la historia de
la Iglesia nos hace avergonzar muchas veces: hemos hecho guerras contra
nuestros hermanos cristianos”. Y ha puesto como ejemplo la guerra de los
treinta años.
Por eso, Francisco ha precisado que donde “los cristianos se
hacen la guerra entre ellos” no hay testimonio. En esta línea, ha asegurado que
debemos pedir perdón al Señor por esta historia. Una historia de muchas
divisiones, pero no solo en el pasado, sino también hoy.
Al respecto ha contado que una vez, un cristiano católico
preguntaba a otro cristiano de Oriente: ‘Mi Cristo resucitado es pasado mañana.
¿El tuyo cuándo?’ Ni siquiera en la Pascua estamos unidos “y el mundo no cree”,
ha reconocido.
Por otro lado, el Santo Padre ha observado que ha sido la
envidia del diablo la que ha hecho entrar el pecado en el mundo. Así, también
en las comunidades cristianas “es casi habitual” que haya egoísmo, celos,
envidias, divisiones. Y esto, ha advertido, “lleva a hablar mal el uno del
otro”.
El Papa ha explicado que en su país “a estas personas les
llaman ‘cizañeras’: siembran cizaña, dividen. A ahí las divisiones comienzan
con la lengua”.
La lengua –ha
observado– es capaz de destrozar una familia, una comunidad, una sociedad;
sembrar odio y guerras. En vez de buscar una aclaración “es más cómodo hablar
mal” y destrozar “la fama del otro”.
Para explicar esto, el Papa cita el conocido episodio de san
Felipe Neri que a una mujer que había hablado mal, como penitencia le dice que
desplume un pollo, disperse las plumas por el barrio y después las recoja. “¡No
es posible!”, exclamó la mujer. “Así es cuando uno habla mal”, fue la respuesta.
“Hablar mal es así: ensuciar al otro. El que habla mal,
ensucia, destruye. Destruye la fama del otro, destruye la vida y muchas veces
sin motivo, contra la verdad”, ha advertido el papa Francisco.
Por eso, ha recordado que Jesús ha rezado por nosotros, por
todos nosotros que estamos aquí y por nuestras comunidades, nuestras
parroquias, nuestras diócesis: “que sean uno”.
Para concluir la homilía, el Pontífice ha invitado a pedir
al Señor la gracia y el don de la unidad, es decir, el Espíritu Santo. “Pidamos
la gracia de la unidad para todos los cristianos, la gran gracia y la pequeña
gracia de cada día para nuestras comunidades, nuestras familias; y la gracia de
mordernos la lengua”.
Fuente: Zenit