Luna de miel por adelantado
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Nunca imaginé disfrutar de la "luna de miel" antes de la boda.
Y aquí estoy, ocho días disfrutando por entero del Señor. Está siendo un
viaje inolvidable y sorprendente.
La verdad es que empecé organizando un poco al Señor con montones de
libritos, de "guías turísticas", ¡quería que todo fuese perfecto, y a
veces nos cuesta creer que es Él el que tiene lo mejor preparado para nosotros!
Sin embargo, una vez me senté, fue Él el que me fue llevando a lugares
maravillosos, a lugares escondidos que hablan de mi ser más profundo y siempre
su amor en cada uno de ellos.
En estos días juntos hemos visitado el Oratorio del Noviciado, la capilla
de Comunidad, hemos paseado por la huerta y hemos descubierto la tribuna de la
iglesia desde la que se ve el Sagrario y el crucifijo en un clima de especial
intimidad. Es dejarse sorprender, dejarle que hable al corazón, que se muestre
vivo.
Son días en que juntos hemos hecho los preparativos más profundos de la
boda, los que dan sentido a este día. Días en que mi debilidad se ha visto
sobrepasada y amada por el Amor más sublime, por el Amor con mayúscula. ¿Todo
un Dios enamorado de mí? ¡Qué grande! ¡Es real!
Días en que se recibe a chorros Su amor, y sólo he podido hacerme pequeña y
dejarme querer. Las del Novi... ¡auténticas damas de honor! Las veo corretear,
preparar, hacer... todo aquello que es necesario para que exteriormente también
todo hable de lo que supone apostar por Él por entero.
Momentos de complicidad y cariño con las monjas mayores: guiños, sonrisas,
palabras de ánimo... Es como si reviviesen lo que vivieron en este momento.
Don Carlos (nuestro sacerdote) me ha dedicado tiempo especial para
confesarme, charlas...
También estos días hemos ido a visitarte a ti, que recibes el reto; a ti,
que estás cerca de la Comunidad, pues en muchos momentos tu cariño, tus
detalles, nos hablan de Cristo, nos llevan a Él; cuántas veces, sin tú saberlo,
nos das una palabra o gesto del Señor. Por eso he ido a verte junto a Él y le
he hablado de ti, le he dado gracias por tu vida y le he presentado todo
aquello que tienes en el corazón. Deseo profundamente que experimentes Su amor
en ti.
Es sentirme amada por un Rey del que, sin merecerlo, se obtienen todos los
beneficios de Su realeza. Todo viene de Él, Él es el protagonista.
"Proclama mi alma la grandeza del Señor".
¡Cuántas cosas nos apropiamos! Cuántos éxitos, cuántas metas logradas... Y,
sin embargo, no nos pertenecen.
Hoy el reto del Amor es que des paso a Cristo como protagonista, vive el
día en acción de Gracias. ¿Qué tengo que no venga de Él?
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma