El Santo Padre prosiguió
con las catequesis sobre la misericordia: “La sinceridad de nuestro
arrepentimiento suscita en Dios su perdón incondicional”
El Santo
Padre prosiguió con las catequesis sobre la misericordia: “La sinceridad de
nuestro arrepentimiento suscita en Dios su perdón incondicional”
El papa Francisco realizó la habitual
catequesis de los miércoles en la plaza de San Pedro. En este día de
primavera en Italia, el Papa ingresó en el jeep descubierto, pasó recorriendo
los pasillos de la plaza en medio de los fieles que le saludaban calurosamente,
cantando, gritando y agitando pañuelos. El sucesor de Pedro se detuvo varias
veces para saludar y bendecir a los niños y enfermos.
En sus palabras en español el Papa se recordó de
los ecuatorianos que han sufrido el terremoto que ha dejado un saldo de varios
centenares de muertos y miles de heridos, y les indicó su oración y cercanía.
“Y en esta lengua que nos une, a España y Latinoamérica, a
Hispanoamerica, quiero decir también a nuestros hermanos de Ecuador, nuestra
cercanía y nuestra oración en este momento de dolor”.
El Papa resumiendo la catequesis se refirió
al pasaje del Evangelio de Lucas leído que “refleja con claridad un
aspecto fundamental de la misericordia: que la sinceridad de nuestro
arrepentimiento suscita en Dios su perdón incondicional”.
El Santo Padre explicó que mientras Jesús, invitado
por Simón el fariseo, está sentado a la mesa, una mujer considerada por todos
pecadora entra, se pone a sus pies, los baña con sus lágrimas y los seca con
sus cabellos; luego los besa y los unge con el aceite perfumado que ha traído
consigo.
“La actitud de la mujer –indicó el Pontífice–
contrasta con la del fariseo. El celoso servidor de la ley, que juzga a los
demás por las apariencias, desconfía de Jesús porque se deja tocar por los
pecadores y se contamina. La mujer, en cambio, expresa con sus gestos la
sinceridad de su arrepentimiento y con amor y veneración, se abandona
confiadamente en Jesús”.
Entretanto, explicó Francisco, Cristo no hace
componendas con el pecado, que es la oposición radical al amor de Dios. “Pero
no rechaza a los pecadores, sino que los recibe: Jesús, el Santo de Dios, se
deja tocar por ellos, sin miedo de ser contaminado, los perdona y los libera
del aislamiento al que estaban condenados por el juicio despiadado de quienes
se creían perfectos, abriéndoles un futuro”.
Al concluir en español el resumen de la catequesis
saludó “cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a
los grupos provenientes de España y América latina. Queridos hermanos, es
Cristo que perdona los pecados, brilla en él la fuerza de la misericordia de
Dios, capaz de transformar los corazones. Abrámonos al amor del Señor, y
dejémonos renovar por Él”.
La audiencia concluyó con el canto del Padre
Nuestro en latín y la bendición los objetos religiosos que los peregrinos
expusieron.
Fuente: Zenit