Nunca
está de más blindar la relación y evitar situaciones desafortunadas
Los largos períodos de trabajo pueden crear una gran
convivencia entre los compañeros, siendo el ambiente laboral un lugar propicio
para, sin quererlo, crear situaciones inconvenientes.
Pasamos más
tiempo en el trabajo que en el propio hogar, por eso los compañeros de trabajo
se pueden convertir en personas muy cercanas, el problema es cuando se forma
una relación más estrecha de lo que debe ser y se saltan los límites que
fácilmente pueden llevar a una relación no deseada.
En la mayoría
de los países, los trabajadores pasan ocho horas diarias en el ambiente
laboral, lo que representa alrededor de unas 40 horas semanales, aunque en
algunos casos las jornadas sobrepasan ese tiempo. Siendo así, el espacio para
estar en el hogar es escaso y eso sin descontar el tiempo que hay que dedicar a
otros fines (los hijos, el aseo de la casa, el gimnasio, los pendientes, las
compras, etc.) por último, el tiempo para compartir en pareja se ve reducido a
unos pocos minutos al día.
Por eso la
necesidad de saber manejar el tiempo personal y laboral, fortalecer la voluntad
propia y tener presente en todo momento una regla de oro: mantener una
distancia emocional con los compañeros(as), en especial si despiertan alguna
atracción.
Según Eduardo
Press, director de la Escuela Argentina de Psicología Organizacional,
“es lógico que al compartir a diario tanto tiempo y a su vez problemas,
expectativas, frustraciones y logros, suceda cierta empatía entre compañeros y
compañeras de trabajo que en algunos casos pueden llegar a un enamoramiento.”
Relata en un artículo publicado por iProfesional.com
Por este
motivo, los trabajadores deben desarrollar la fortaleza necesaria para
establecer límites y dejar en claro la relación netamente profesional que debe
existir con los colegas. Se debe evitar convertir al compañero(a) en el confidente
o en el paño de lágrimas de las dificultades personales y menos las que están
relacionadas con el matrimonio. Poco a poco esta “confidencialidad” se puede
convertir en algo más que amistad.
En el mismo
orden, Kevin Lowry, asesor financiero, pero apasionado por el tema armonía
trabajo-familia brinda un consejo a los maridos: “Habla positivamente de tu
mujer. Nunca te quejes de ella, especialmente ante otras mujeres”. Estos actos
maltratan la unión conyugal.
5 Consejos para
proteger el matrimonio contra los “amores de oficina”
Nunca está de
más blindar la relación y evitar situaciones desafortunadas, estos son algunos
consejos:
1. ¡Comunícate
con tu pareja! La comunicación asertiva en el matrimonio es
determinante. Ser capaz de decirle al otro lo que se siente, en especial las
inconformidades (sexuales, afectivas, personales, etc.) antes de que pasen a
mayores. Incluso, buscar ayuda del cónyuge cuando se siente alguna atracción
por otra persona, es la única forma de evitar una infidelidad.
2. Cuidado con
las modas de lo “normal”, es decir, de los espacios que
ellas y ellos han considerado como propios y pasan por encima de su compromiso
matrimonial y de sus hijos (salir con frecuencia a tomarse unos tragos con los
compañeros de trabajo, llegar tarde a casa por reuniones sociales, pasar los
días de descanso con los compañeros y no con la familia, compartir mucho tiempo
con una persona en especial). Hay escenarios que no convienen al matrimonio y
es mejor evadirlos.
3. Evita la
rutina, es una amenaza constante para el matrimonio. En
algunos casos es el punto de partida para una infidelidad, pues surge al querer
buscar emociones nuevas fuera de casa.
4. No dejes
solo(a) a la pareja, en sus proyectos, en su trabajo, en sus ilusiones,
en las decisiones, en el día a día. El matrimonio es “comunión”, son dos
personas que se convierte en una sola para compartir todo. Si cada quien hace
su propia vida, la relación se enfriará y más temprano que tarde, llegará la
infidelidad.
5. Cuida tu
apariencia personal para estar siempre atractivo para el cónyuge.
Recuerda la época de noviazgo que buscabas lucir bien hasta en el más mínimo
detalle, pues en el matrimonio este propósito no debe desaparecer.
Si bien es
cierto que la fidelidad es cuestión de voluntad, también hay que tener en
cuenta que hay situaciones que invitan a quebrantar esa voluntad y si la
persona no está lo suficientemente fortalecida o el matrimonio no pasa por su
mejor momento, puede caer en la trampa.