"Si hay presos políticos, antes de que
llegue la noche, están sueltos”, había dicho Raúl Castro a la pregunta de un
periodista
El segundo día de la visita histórica del
presidente de Estados Unidos Barack Obama a Cuba, quedó sellado por el tema de
temas: los derechos humanos en la isla caribeña y los presos políticos que las
organizaciones internacionales han denunciado que sí existen, aunque Raúl
Castro diga que eso es parte de una leyenda urbana sobre su pequeño país.
Nada más llegar a La Habana, en su visita
de tres días, el director regional de Human Rights Watch (HRW), José Miguel
Vivanco, le había pedido a Obama que “hiciera un mejor trabajo” y denunciara
“los abusos que sufren los ciudadanos cubanos” por parte del régimen de los
hermanos Castro Ruz.
La presión de la prensa estadunidense
también había sido puesta sobre este asunto. En particular, sobre los presos
políticos que, según muchos observadores, existen en Cuba.
Acostumbrado a las entrevistas a modo,
Raúl Castro, en conferencia de prensa junto con el presidente Obama, tuvo que
enfrentar la pregunta de una periodista estadounidense sobre presos políticos.
Y a todos sorprendió (quizá hasta a él
mismo) contestándole: “¿Qué presos políticos? Dame la lista ahora mismo para
soltarlos. Si hay presos políticos, antes de que llegue la noche, están
sueltos.”
Respuesta
inmediata
La respuesta de organizaciones defensoras
de los derechos humanos no se ha hecho esperar. Y lo que ayer por la noche
recibió Raúl Castro no fue una, sino varias listas como la de la Fundación
Nacional Cubano-Estadounidense que proporcionó una lista verificada de 47
presos políticos que hay en las cárceles de Cuba.
Tanto HRW como Amnistía Internacional
(AI), reconocen la existencia de presos políticos en Cuba, denuncian su
existencia y presionan para su liberación. Una de las fuentes de información de
esas organizaciones es la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación
Nacional, la cual publica periódicamente una lista de presos políticos.
Su reporte de mayo de 2015, con datos del
2014, apunta que “el número de condenados o procesados por motivaciones
políticas en Cuba asciende a 114”. Tal cifra incluiría a “12 opositores
pacíficos a los que se impuso condenas entre 18 y 25 años de prisión en 2003”,
según informes de dicha organización. La cifra total representaría un aumento
de 11,7 por ciento comparado a los 102 que reportó en 2013.
La Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), en su informe anual 2015, volvió a referirse de forma
específica a la situación en Cuba, destacando que, a pesar de los cambios en la
relación diplomática con Estados Unidos, desde diciembre de 2014 “se habría
incrementado la represión contra la población cubana”.
El informe de la CIDH indica que hubo un
aumento “de las detenciones sumarias”, y reveló que un indulto otorgado por las
autoridades cubanas a más de 3.500 prisioneros -debido a la visita del Papa
Francisco en septiembre de 2015- excluyó a quienes cometieron “delitos contra
la Seguridad del Estado”.
De hecho, el asesor adjunto de Seguridad
Nacional de Estados Unidos, Ben Rhodes, afirmó que en los últimos dos años y
medio que ha trabajado con ellos, “he compartido muchas de estas listas con el
gobierno cubano.”
Discusión
este mismo año
Castro sabe que el tema es,
particularmente, sensible para la normalización de las relaciones bilaterales y
que si no cambia de discurso, la estancia de Obama y su familia en La Habana
habrá sido una viaje de vacaciones y una puerta abierta a los inversionistas
estadounidenses que lo acompañan en su gira.
Por eso, se apresuró a proponer que en el
transcurso de este año “y de manera directa”, se discutirán en La Habana todos
los temas relativos a derechos humanos para “seguir avanzando en la
normalización de las relaciones bilaterales.”
El propio presidente de Estados Unidos
habló de “las profundas diferencias” que mantienen ambos países en materia de
respeto a los derechos humanos; aunque Cuba tiene como contra propuesta el tema
de la base militar y la cárcel de altísima seguridad que mantiene EE UU en
Guantánamo.
La tarde concluyó. La noche también, con
una cena de gala ofrecida por Castro a la comitiva de Obama, que incluyó
platillos típicos, entre ellos el cochinillo asado y los tamales (mexicanos).
Pero los presos políticos no fueron liberados.
Fuente: Aleteia