Que tus hijos sean más
felices con lo que tienen y lo agradezcan es menos complicado de lo que parece
El ser humano tiende, naturalmente, a ser
materialista y egoísta – y esto también incluye a los niños. Pero al mismo
tiempo, tenemos el libre arbitrio y la capacidad de remodelarnos: en esa tarea
de toda la vida, la gratitud es una base sólida y efectiva para ser mejores –
¡y felices!
¿Cómo enseñar la gratitud a los niños?
Diez consejos:
1) ¡Sorprende a tus hijos!
Las sorpresas ayudan a los niños a ver
las cosas como un regalo, no como un derecho. Cuando tenemos muchas opciones,
queremos siempre saber si no habría alguna opción mejor.
Por ejemplo: discusión sobre dónde pasar
las vacaciones: cada uno tiene una idea “mejor” que el otro y nadie se conforma
con la decisión. Termina con esa conversación. Una semana después, anuncia una
gran sorpresa: “¡Vamos a conocer el parque nacional X!”. ¡Muestra tu plan de
camping en el parque nacional y entusiásmalos! (Si no te gusta ni el camping ni
el campo, cámbialo por una playa o por otro destino).
2) Habla sobre los mejores momentos de tu
día.
Busca tiempo, todos los días, para hablar
de personas, hechos y cosas que despiertan tu gratitud. Puede ser durante la
comida, antes de dormir o cuando manejas. Pregunta a tus hijos: “¿Cuál ha sido
el mejor momento de tu día?”.
Para los hijos mayores intenta mantener
un “diario de gratitud”: pídeles que digan el nombre de cinco personas, hechos
o cosas por las que se sienten agradecidos. ¡Tendrán una visión más positiva de
la vida!
3) Cuenta tu historia a tus hijos.
Hay muchas historias familiares que
hablan de dificultades y de perseverancia: tus padres, abuelos, bisabuelos,
ciertamente pasaron por desafíos que vale la pena contar a tus hijos.
¿No sabes mucho sobre el pasado de tu
familia? Entonces lleva a los niños a visitar algún lugar histórico que
recuerde episodios de lucha y sacrificio por el bien del país y del pueblo.
Volverán a casa más agradecidos.
4) Incentiva a tus hijos a ayudar a
alguien que no “necesita” caridad.
Está claro que es muy bueno para los
niños participar en acciones caritativas organizadas por grupos de la
comunidad, pero estos eventos sólo tienen lugar algunas veces al año, y ustedes
raramente se encuentran a las personas beneficiadas.
¿Que tal pensar en alguien que forma
parte de tu vida de todos los días y a quien tus hijos pueden ayudar
regularmente, aunque esa persona no necesite caridad? ¿Por ejemplo, una vecina
anciana que pueden hacer feliz al recibir visitas o ayuda en casa?
5) Concéntrate en lo positivo durante
todo el día.
Di a tus hijos varias veces al día que
“la actitud es una elección”. Mantener una actitud positiva puede ser la regla
número 1 en casa: es un esfuerzo diario para combatir las lamentaciones, las
caras serias y las reclamaciones, mirando siempre lo positivo. Incluso las
frases más habituales pueden ser formuladas de manera más positiva: “Tengo
sed”, por ejemplo, puede ser “¿Vamos tomar un refresco juntos?”.
6) Dí un “gracias” completo.
Enseña a los niños a dar gracias
explicitando el motivo de la gratitud: “Papá, gracias por la comida”; “Mamá,
gracias por llevarme al colegio”. Incentiva a tus hijos a dar las gracias a los
profesores por las clases, a los entrenadores por el futbol o por la natación,
a los camareros por el servicio. Y da ejemplo: ¿cuántas veces al día tu mismo
dices “gracias”? ¿Has dicho ya a tus hijos hoy cuántas cosas te hacen sentir
agradecido?
7) Enséñales que “es mejor dar que
recibir”.
Incluso los más pequeños pueden comprar
regalos a los demás: llévalos a tiendas baratas y diles que elijan regalos para
sus amiguitos pero sin comprar nada para ellos. ¡Es difícil! Pero es un buen
aprendizaje.
8) Busca tiempo para que los niños hagan
pequeñas tareas domésticas.
Puede ser difícil tener tiempo para hagan
tareas domésticas, pero si nunca ayudan a hacer nada en casa, simplemente no
entenderán lo que significa administrar un hogar: pensarán que la ropa limpia
sale de los cajones y que los platos se lavan solos.
Distribuye pequeñas tareas apropiadas
para cada edad, aunque sean sólo 5 o 10 minutos por día. Algunas tareas más
largas pueden quedar para el fin de semana, como ayudar en el jardín, la
limpieza del cuarto de baño o cambiar la ropa de cama.
9) Deja que los niños mayores cuiden de
los pequeños.
Confiar algunas responsabilidades a los
niños más mayores en relación a sus hermanos pequeños les ayudará a tener una
actitud de gratitud hacia los padres. Los niños en edad escolar pueden leer
cuentos a los pequeños o ayudarles a vestirse, por ejemplo.
Además del sentido de responsabilidad,
los hijos mayores ganarán autoconfianza – ¡sin mencionar que la relación que
construyan con los hermanos durará toda la vida!
10) Regálales experiencias, no sólo
cosas.
¿Tienen demasiados juguetes? ¿Que tal
regalarles una matrícula en clase de música, o una inscripción a un torneo de
futbol, o una acampada? Estos regalos incentivan las relaciones en vez del
materialismo.
Por Kathleen M. Berchelmann
Fuente: Aleteia