“Jesús es el nombre divino revelado por Dios. Este nombre es santo, es el nombre que está por sobre todo nombre, y es el único nombre bajo el cielo por el cual podemos ser salvados"
Mons. José Gómez,
Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), fue uno de los obispos latinos de
Estados Unidos que cruzó la frontera para asistir a la Misa con el Papa
Francisco en Ciudad Juárez.
Sobre lo que dijo el
Pontífice, el Prelado originario de Monterrey (México), indicó que una de las
frases que más le impactó fue la que pronunció durante la homilía en la
Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe: “Sobre todo, roguemos y oremos a Dios…
y en el silencio digámosle lo que está en nuestro corazón”.
A partir de este pedido,
Mons. Gómez recomienda una forma muy sencilla para orar y así responder al
pedido del Papa Francisco.
La mejor oración es
“orar con el nombre de Jesús”
El Arzobispo de Los
Ángeles señaló que “el corazón de la misión cristiana y el corazón de la
oración cristiana es el nombre de Jesús”.
“Jesús es el nombre
divino revelado por Dios. Este nombre es santo, es el nombre que está por sobre
todo nombre, y es el único nombre bajo el cielo por el cual podemos ser
salvados. Los apóstoles predicaron y curaron en el nombre de Jesús, y echaron
fuera demonios e hicieron milagros en su nombre”, indicó.
También comentó que la
tradición de pronunciar el nombre de Jesús como una oración se remonta a los
monjes, ermitaños cristianos y santos como Bernardo de Claraval y Bernardo de
Siena. Se le conoce como la “oración de Jesús”.
¿Por qué orar con el
nombre de Jesús?
El Prelado indicó que
decir el nombre de Jesús “los pone ante su presencia y su poder”.
“Orar diciendo ‘Jesús’
es acogerlo en nuestras vidas como el Hijo de Dios que murió y resucitó por
nosotros y que sigue iluminando nuestros corazones y conduciéndonos por los
caminos de este mundo”.
El Prelado recordó que
el Catecismo de la Iglesia Católica señala que “la invocación del Santo Nombre
de Jesús es siempre la manera más sencilla de orar”.
“Al repetir su nombre
frecuentemente a lo largo de todo el día, ustedes unirán sus acciones a la obra
de Él en el mundo, y eso los ayudará a conformar más sus acciones según el
pensamiento y el corazón de Cristo, ajustando su voluntad con la de Él y sus
propósitos con los propósitos que Él tiene”, comentó.
Santifica el tiempo
Mons. Gómez manifestó
que con esta oración podemos “santificar nuestro tiempo” y hacer del nombre de
Jesús una especie de “música de fondo espiritual” para todas nuestras
actividades del día.
También indicó que
“todos y cada uno pueden decir la Oración de Jesús, en cualquier momento y en
cualquier lugar, en el trabajo o en la escuela, al esperar el autobús, o al
preparar la cena, al ayudar a los niños con su tarea o al salir a caminar. En
cualquier lugar”.
Cómo se debe orar
El Prelado señaló que
muchos cristianos repiten la “oración de Jesús” suave, lentamente y al ritmo de
la respiración. “Por ejemplo, al inhalar dicen: ‘Señor, Jesucristo’, y al
exhalar: ‘Hijo de Dios’. Al inhalar nuevamente, dicen: ‘Ten piedad de mí’, y al
exhalar, ‘que soy un pecador’”.
Añadió que este tipo de
oración no es una “técnica de relajación o un hechizo mágico que repetimos con
el fin de llamar a Dios” sino que significa ponerse en “presencia de Dios” y es
una “actitud de humildad, amor y
adoración, siendo conscientes de su cercanía, de que está presente dentro de nosotros
y en toda la creación”.
Asimismo, dijo que la
mejor forma de hacer esta oración es repetir el nombre de Jesús “diciéndolo una
y otra vez, en silencio, con amor y reverencia”.
¿A que nos lleva la
oración?
Mons. Gómez recordó las
palabras del Papa cuando este dijo que la oración no es un escape y que no nos
aparta de la vida. Más bien “nos sumerge más profundamente, dentro del misterio
del pan de Dios para la historia”.
“La oración nos impulsa
a buscar el rostro de Dios en el rostro de nuestros hermanos y hermanas; la
oración nos llena de sentimientos de responsabilidad hacia la misión de
compartir la promesa de la salvación de Cristo y la sanación con nuestros
hermanos y hermanas dentro de la Iglesia”.
Fuente: ACI