El
Pontífice recordó la Shoah y los supervivientes de Auschwitz: "Sus
lagrimas no deben jamás ser olvidadas"
El Papa llamó a los judíos
“hermanos y hermanas mayores en la fe”, parafraseó a Juan Pablo II y pidió
“reciproco conocimiento y estima de ambas comunidades de fe”, en su visita a la
Sinagoga de Roma el 17 de enero de 2016.
“Todos nosotros pertenecemos
a una única familia, la familia de Dios, el cual nos acompaña y nos protege
como su pueblo”, reiteró.
San Juan Pablo II (1986),
Benedicto XVI (2010), y ahora papa Francisco. El tercer pontífice que visita la
Sinagoga de Roma habla de diálogo, fraternidad y raíces “comunes”.
Este nuevo encuentro, lo
“interpretamos como el compromiso de la Iglesia católica de no querer
retroceder en el diálogo con el judaísmo”, dijo el rabino jefe de Roma,
Riccardo di Segni en su alocución.
El Papa de nuevo rechazó el
antisemitismo y cualquier forma de odio contra el pueblo judío, y afirmó que el
Holocausto constituye “una advertencia para el presente y el futuro”.
El papa Bergoglio recordó que
en Buenos Aires ya visitaba las sinagogas y encontraba a la comunidad judía en
sus fiestas. “Se ha creado una relación espiritual”, que han
favorecido “relaciones de amistad”, señaló.
De hecho, el Papa en su viaje
apostólico a Tierra Santa (24 al 26 de mayo de 2014) abrazó en el Muro de los
Lamentos a sus amigos Abraham Skorka, el rabino de la comunidad judía de Buenos
Aires y Omar Abboud, dirigente islámico.
“En el diálogo interreligioso es fundamental que nos encontremos
como hermanos delante a nuestro Creador”, añadió, “que nos respetemos y
apreciemos recíprocamente y busquemos colaborar”.
En el discurso
apareció varias veces la palabra ‘diálogo’. El Papa se refirió
también a las “raíces judías del cristianismo” porque “judíos y
cristianos deben, por lo tanto sentirse hermanos, unidos por el mismo Dios y un
rico patrimonio espiritual común” para “construir el futuro”, destacó.
“Hermanos y hermanas mayores
en la fe”, les llamó más de una vez.
No ha sido una coincidencia
la fecha de la visita que recordó, es el día ( el 17 de enero)
en que la Iglesia italiana “celebra laJornada del diálogo entre católicos y judíos”. Asimismo, se
refirió los cincuenta años del acercamiento entre la Iglesia y el judaísmo
gracias al Concilio Vaticano II y a la declaración Nostra Aetate.
“Ésta, naturalmente, no ha
resuelto todas las cuestiones teológicas”, admitió. Sin embargo, destacó que ha
sido un punto de partida motivador y estimulante para seguir “profundizando” el diálogo
teológico entre católicos y judíos.
“Los cristianos, para
comprenderse a sí mismos, no pueden no hacer referencia a las raíces judías, y
la Iglesia, aún profesando la salvación a través de la fe en Cristo, reconoce
la irrevocabilidad de la Antigua Alianza y el amor constante y la fe de Dios
por Israel”, destacó.
El Papa habló de grandes desafíos
que son comunes como la paz y custodiar la creación. “Conflictos, guerras,
violencias e injusticias abren heridas profundas en la humanidad y nos llaman a
reforzar el compromiso por la paz y la justicia”, instó.
En relación a la
contradicción de usar la religión para alimentar el odio, afirmó: “La violencia
del hombre sobre el hombre es una contradicción” en toda religión, y
especialmente en el caso “de las tres grandes religiones monoteístas”.
“La vida es sagrada, es
un don de Dios. El quinto mandamiento del decálogo dice ‘no matarás’ (Es
20, 13). Dios es el Dios de la vida, y quiere siempre promoverla y defenderla”,
reiteró Francisco.
La religión debe estar al
servicio de la vida y la “lógica de la paz, de la reconciliación, del perdón,
de la vida” para acabar con la violencia y la muerte en Europa, en Tierra
Santa, en Oriente Medio, en África y en el mundo.
No olvidar el Holocausto
El Obispo de Roma honró el
dolor del ‘pueblo judío’, que ha experimentado “persecución” debido a una
“inhumana barbarie, perpetrada en nombre de una ideología que quería sustituir
el hombre a Dios”.
El Papa hizo memoria de los
más de mil hombres, mujeres y niños de la comunidad judía de Roma, deportados a
Auschwitz el 16 de octubre de 1943.
“La Shoah nos enseña que es
necesario siempre vigilar, para poder intervenir tempestivamente en la defensa
de la dignidad humana y de la paz. Quiero expresar mi cercanía a cada testigo
de la Shoah que aún vive” y así, se dirigió con afecto a los
“supervivientes” presentes en el Templo.
“Queridos hermanos mayores,
debemos de verdad estar muy agradecidos por todo esto que ha sido posible
realizar en los últimos cincuenta años”, explicó.
De manera especial remarcó
“la comprensión reciproca, la mutua comprensión y la amistad. Recemos juntos al
Señor, para que nos conduzca nuestro camino hacía un futuro bueno y mejor. Dios
tiene para nosotros proyectos de salvación, como dice el profeta Jeremías”.
“!Shalom alechem!”concluyó.
Después del intercambio de regalos, el Papa se retiró en privado para
tener un encuentro personal con el Rabino Jefe de Roma, Riccardo Di Segni.
Gestos del Papa en el barrio judío en recuerdo de la Shoah y los
deportados a Auschwitz
Antes de su discurso en el
Templo Mayor, el papa Francisco visitó el barrio judío de Roma (en Largo XVI
octubre).
El Pontífice ha dejado
un ramo de flores en la lápida que recuerda la deportación de los judíos
romanos en 1943, alrededor de 1259 personas, de las cuales 200 niños, de los
que sólo 17 regresaron del infierno de Auschwitz.
Sucesivamente, el Papa
acompañado por las líderes de la comunidad visitó la lápida que recuerda a
Stefano Gai Taché, el niño judío de dos años de edad asesinado en 1982 durante
un atentado perpetrado por un grupo de palestinos.
Ha sido emotivo el
encuentro con la familia del pequeño Stefano, así cómo el abrazo con las otras
víctimas del atentado. En lugar de la tragedia ha dejado otra ofrenda floral.
A pie llegó al Templo
Mayor, donde fue acogido por los Vice-presidentes Claudia Fellus y Rube Della
Rocca.
La comunidad recibió al
Pontífice en un clima de fiesta y alegría
Antes del discurso del
Papa, los líderes de la comunidad dirigieron palabras de agradecimiento y
fraternidad reciproca.
“¡Todà rabbà, gracias!”,
dijo el Papa después de las palabras de bienvenida de los líderes judíos en su
primera visita como Obispo de Roma a la Sinagoga de la capital italiana.
La presidente de la
Comunidad judía, Ruth Dureghello destacó el diálogo abierto con la Iglesia
desde el Concilio Vaticano II y además destacó la visita y el compromiso del
Papa emérito, Benedicto XVI al respecto.
El presidente de la
Unión de las Comunidades Judías italianas, Renzo Gattegna, definió esta nueva
época de encuentro, marcada por el documento Aetatis novae, como “llena de
esperanza” y también alabó las posiciones del Papa contra el antisemitismo
y rechazó “los falsos símbolos” utilizados contra los judíos.
Fuente: Aleteia