Una virtud mucho más importante de lo que te imaginas
Normalmente, la madurez está asociada a la edad y a
los años de experiencia de la vida cronológica. Sin embargo, cuando se trata de
madurez emocional, la edad puede tener poco que ver con eso. Muchas veces la
madurez física llega antes que la madurez emocional.
La madurez emocional no surge de la nada: exige
trabajo, esfuerzo, buena voluntad y el deseo de mirar hacia dentro y conocerse
mejor, con la mente y el corazón en perfecta sintonía. Madurar significa
encarar la realidad como es, muchas veces es más dolorosa de lo que nos
gustaría.
A continuación siete características de las personas
emocionalmente maduras.
1. Saben decir adiós
La mayoría de nosotros siente mucho miedo,
principalmente cuando se trata de soltar las amarras y dejar que la vida fluya.
Pensar que el pasado fue mejor es muy doloroso; nos
impide soltar y dejar ir.
Las personas emocionalmente maduras saben que la vida
es mucho mejor cuando es vivida en libertad. Entonces, dejan ir lo que no les
pertenece, porque entienden que quedar sujeto al pasado impide cerrar ciclos y
curar heridas emocionales.
2. Logran mirar el pasado emocional sin dolor
Limpiar el dolor del pasado es absolutamente necesario
para avanzar en el camino emocional. Las hierbas dañinas crecen rápidamente; si
no limpiamos nuestro camino, no veremos lo que viene.
Las personas emocionalmente maduras saben de la
importancia de vivir el presente, superando y aceptando lo que pasó. Lo que
sucedió ya pasó, no lo podemos cambiar. Aprende de los errores y sigue
adelante.
Si perdemos el contacto con nuestro interior, no nos
alejamos de él, sino que permitimos que lo negativo de nuestro pasado
interfiera en nuestra vida presente. Eso es muy doloroso.
“Es por ese motivo que, cuando hayamos aprendido lo
suficiente sobre nuestro dolor, perderemos el miedo de mirar hacia adentro para
curar nuestro pasado emocional para dar un paso más en la vida”.
3. Tienen conciencia de lo que piensan y saben
La madurez emocional nos ayuda a entender mejor
nuestros propios sentimientos y los de los demás. Las personas emocionalmente
maduras se esfuerzan en escribir y pensar sobre sus opiniones o sobre cómo se
sienten.
“Madurar es tener cuidado con lo que se dice, respetar
lo que se oye y meditar lo que se piensa”.
La claridad mental de las personas maduras contrasta
con la pereza y el caos mental de las personas inmaduras. Por lo tanto, la
madurez emocional ayuda a resolver los problemas cotidianos de manera eficaz.
4. No se quejan
de nada
Dejar de quejarse es la mejor manera de promover los
cambios.
Las quejas pueden encerrarnos en laberintos sin
salida. Las personas emocionalmente maduras han aprendido que somos lo que
pensamos. Si actúas más y te quejas menos, significa que estás creciendo
emocionalmente.
¿Quieres vivir infeliz? Quéjate de todo y de todos.
5. Logran ser empáticos, sin dejarse influenciar por
las emociones ajenas
Las personas emocionalmente maduras tienen respeto por
sí mismas y los demás. Tienen la habilidad de relacionarse de la mejor forma
posible con los demás; saben oír, hablar e intercambiar información. Han
aprendido a mirar de forma generosa al otro; todos tenemos valores diferentes,
pero queremos ser aceptados y felices.
6. No se castigan por sus errores
Aprendemos de nuestros errores, hablar nos permite
mirar los caminos que no debemos seguir.
Las personas maduras no se castigan por tener
limitaciones, simplemente las aceptan e intentan mejorar. Saben que no siempre
las cosas salen como quieren, pero cada error es una buena oportunidad para el
crecimiento personal.
7. Han aprendido a abrirse emocionalmente
Las corazas emocionales pertenecen al pasado. Es muy
importante tener compromiso, amor, autoconfianza y creer en las personas. No
seas perfeccionista y no esperes la perfección de los demás. Olvida las
desavenencias y perdona, incluso a ti mismo.
“Disfruta del tiempo compartido de la misma forma que
disfrutas del tiempo a solas”.
La madurez emocional es asumir el control de tu vida,
tener tu propia visión del mundo y la ambición para el éxito. Al desarrollar la
madurez emocional la vida se vuelve un placer, y no una obligación.
Fuente: Aleteia