Recordó que “Misionero de la Misericordia” fue el lema de su visita a Cuba
La Audiencia General de este miércoles en la Plaza de
San Pedro tuvo como protagonista el reciente viaje del Papa Francisco a Cuba y
Estados Unidos. El Pontífice realizó en su Catequesis un balance de su
visita a los dos países detallando algunas vivencias. También habló de la familia puesto que
acudió a Norteamérica para clausurar el Encuentro Mundial de las Familias en
Filadelfia.
Por otro lado, señaló que la familia es “la alianza
fecunda entre el hombre y la mujer”, “es la respuesta al gran desafío de
nuestro mundo, que es un desafío doble: la fragmentación y la masificación, dos
extremos que conviven y se sostienen mutuamente, y juntos sostienen el modelo
económico consumista”.
En su opinión, “la familia es la respuesta porque es
la célula de una sociedad que equilibra la dimensión personal y aquella
comunitaria, y al mismo tiempo puede ser el modelo de una gestión sostenible de
los bienes y de los recursos del creado”.
“La familia es el sujeto protagonista de una ecología
integral porque es el sujeto social primario, que contiene al interno los dos
principios base de la civilización humana sobre la tierra: el principio de
comunión y el principio de fecundidad”.
Cuba
Recordó que “Misionero de la Misericordia” fue el lema
de su visita a Cuba, “una tierra rica de belleza natural, de cultura y de fe”.
“He podido compartir con el pueblo cubano la esperanza
del cumplirse la profecía de san Juan Pablo II: que
Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba”, dijo en la Plaza de San
Pedro.
El Pontífice pidió: “No más cierres, no más
explotación de la pobreza, sino libertad en la dignidad. Este es el camino
que hace vibrar el corazón de tantos jóvenes cubanos: no una vía de evasión, de
ganancias fáciles, sino de responsabilidad, de servicio al prójimo, de cuidado
de la fragilidad”.
Debe ser “un camino que trae fuerza de las raíces
cristianas de aquel pueblo que ha sufrido tanto”. “Un camino –prosiguió- en
el cual he animado en modo particular a los sacerdotes y todos los consagrados,
los estudiantes y las familias. Que Espíritu Santo, con la intercesión de María
Santísima, haga crecer las semillas que hemos sembrado”.
Estados Unidos
El paso de Cuba a Estados Unidos “ha sido un pasaje
emblemático, un puente que gracias a Dios se está reconstruyendo. Dios siempre
quiere construir puentes; ¡somos nosotros quienes construimos muros! Y los
muros caen siempre”, afirmó con fuerza.
Francisco recordó que en este viaje acudió a
Washington, Nueva York y Filadelfia.
“En Washington he encontrado las Autoridades
políticas, la gente común, los Obispos, los sacerdotes y consagrados, los más
pobres y marginados. He recordado que la más grande riqueza de aquel país y de
su gente está en el patrimonio espiritual y ético”.
“He querido animar a llevar hacia adelante la
construcción social en la fidelidad a su principio fundamental, que todos los
hombres son creados por Dios iguales y dotados de derechos inalienables, como
la vida, la libertad y el
perseguir la felicidad. Estos valores, compartidos por todos, encuentran en
el Evangelio su pleno cumplimiento, como lo ha evidenciado la canonización del
padre Junípero Serra, franciscano, gran evangelizador de la California”.
Sobre el nuevo Santo dijo que “muestra el camino de
la alegría: ir y compartir con los otros el amor de Cristo”.
“Este es el camino del cristiano, y también de cada
hombre que ha conocido el amor: no tenerlo para sí mismo sino compartirlo con
los otros”.
El Papa subrayó además que “sobre esta base religiosa
y moral han
nacido y crecido los hijos de los Estados Unidos de América, y sobre esta base
pueden continuar a ser tierra de libertad y de acogida y cooperar a un mundo
más justo y fraterno”.
En la visita a las Naciones Unidas, “he renovado el
ánimo de la Iglesia Católica
a aquella Institución y a su rol en la promoción del desarrollo y de la paz,
llamando en particular la necesidad del compromiso armonioso y activo para el
cuidado de lo creado. He reafirmado también la llamada a detener y prevenir las
violencias en contra de las minorías étnicas y religiosas y en contra de las
poblaciones civiles”.
Tanto en Washington como en Nueva York, “he podido
encontrar algunas realidades caritativas y educativas, emblemáticas del enorme
servicio que las comunidades católicas –sacerdotes, religiosas, religiosos,
laicos- ofrecen en estos campos”.
El Papa concluyó manifestando que Estados Unidos es un
país “que en el siglo pasado alcanzó el máximo desarrollo económico y tecnológico
sin renegar sus raíces religiosas”.
“Ahora estas raíces piden volver a partir de la
familia para repensar y cambiar el modelo de desarrollo, para el bien de la
entera familia humana”.
Fuente: ACI