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El
Pontífice envía carta al Arzobispo de San Salvador con motivo de la
beatificación de monseñor Romero, el nuevo beato de El Salvador y patrón de la
justicia en América Latina
El Papa Francisco
participa a la distancia en la fiesta de El Salvador por la beatificación de
monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez este sábado 23 de mayo
en la Plaza del Divino Salvador del Mundo ante la presencia de 300 mil personas
entre nacionales y extranjeros, delegaciones de más de 57 países y líderes de la
Iglesia a nivel planetario.
En primer lugar, el Papa compartió la “gran
alegría” que viven “los salvadoreños”. Asimismo, remarcó la figura heroica de
monseñor Romero, asesinato por los escuadrones de la muerte de
ultraderecha, como servidor de Dios, “en tiempos de difícil convivencia”,
porque supo “guiar, defender y proteger a su rebaño, permaneciendo fiel al
Evangelio y en comunión con toda la Iglesia”.
Entretanto, sostuvo que
“la voz del nuevo Beato sigue resonando hoy para recordarnos que la
Iglesia, convocación de hermanos entorno a su Señor, es familia de Dios, en la
que no puede haber ninguna división”. Al mismo tiempo, que alrededor de
la figura del nuevo beato pidió la reconciliación del país y de América
Latina.
Horas antes del evento se ha dado a conocer el contenido de la
carta firmada por el Pontífice dirigida a monseñor José Luis Escobar Alas,
arzobispo de San Salvador y presidente de la Conferencia Episcopal con motivo de
la celebración de la beatificación de monseñor Romero, mártir,
asesinado “in odium fidei” (por odio a la fe) el 24 de marzo de 1980
en San Salvador.
Romero constructor de paz
Al
pastor defensor de los derechos humanos, el Papa llama “constructor de paz con
la fuerza del amor” y rememoró su testimonio de fe “con su vida entregada hasta
el extremo”.
De igual manera, reconoció a Romero como sacerdote que
respetó el mandato de Dios de apacentar “con ciencia y prudencia su rebaño” .
“En ese hermoso país centroamericano, bañado por el Océano Pacífico, el Señor
concedió a su Iglesia un Obispo celoso que, amando a Dios y sirviendo a
los hermanos, se convirtió en imagen de Cristo Buen
Pastor”.
Dios que no abandona al pueblo
opreso
“El Señor nunca abandona a su pueblo en las
dificultades, y se muestra siempre solícito con sus necesidades”. Es el mensaje
del Obispo de Roma al pueblo de El Salvador que vivió una guerra civil por 12
años y que dejó más de 70.000 muertos y 8.000 desaparecidos y más de un millón
de refugiados.
Dios “ve la opresión, oye los gritos de dolor de sus
hijos, y acude en su ayuda para librarlos de la opresión y llevarlos a una nueva
tierra, fértil y espaciosa, que ‘mana leche y miel’.
Para honorar la
memoria del nuevo beato cerca de 1500 campesinos y familias pobres salvadoreñas
han ocupado los puestos de honor en la Misa, acompañados por 1200
sacerdotes.
En su carta, mencionó la particular atención de Romero por
“los más pobres y marginados, además de las circunstancias de su martirio,
asesinado mientras celebraba Misa en la capilla del hospital de La Divina
Providencia. “Y en el momento de su muerte, mientras celebraba el Santo
Sacrificio del amor y de la reconciliación, recibió la gracia de identificarse
plenamente con Aquel que dio la vida por sus ovejas”.
Iglesia de
América Latina, fe bien entendida para la paz y la solidaridad
“En este día de fiesta para la Nación salvadoreña, y también
para los países hermanos latinoamericanos, - continuó - damos gracias a Dios
porque concedió al Obispo mártir la capacidad de ver y oír el sufrimiento de su
pueblo, y fue moldeando su corazón para que, en su nombre, lo orientara e
iluminara, hasta hacer de su obrar un ejercicio pleno de caridad
cristiana”.
En memoria del sacerdote que rechazaba las injusticias
sociales, el Pontífice dijo que la “fe en Jesucristo, cuando se entiende bien y
se asume hasta sus últimas consecuencias genera comunidades artífices de paz y
de solidaridad. A esto es a lo que está llamada hoy la Iglesia en El Salvador,
en América y en el mundo entero: a ser rica en misericordia, a convertirse en levadura de reconciliación para
la sociedad”.
Las palabras del Papa acompañaron la alegría extendida en
la Plaza y siguieron a la eucaristía de la beatificación a cargo del cardenal
Angelo Amato, designado por Francisco, acompañado por el monseñor, Vincenzo
Paglia, postulador de la causa de beatificación de Monseñor
Romero.
El Salvador con Romero para dejar la violencia
atrás
El mensaje del Papa Francisco está dirigido también a la
pacificación de un país que vive una inseguridad que iguala a la vivida durante
la Guerra Civil (1980-1992). En el primer trimestre del año se han registrado en
El Salvador 1121 homicidios.
“Es necesario renunciar a ‘la violencia de
la espada, la del odio’, y vivir ‘la violencia del amor, la que dejo a Cristo
clavado en una cruz, la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos y para que
no haya desigualdades tan crueles entre nosotros”, se lee en la carta de
Francisco.
Igualmente escribió que “Monseñor Romero nos invita a la
cordura y a la reflexión, al respeto a la vida y a la concordia”. “Él supo ver
y experimento en su propia carne «el egoísmo que se esconde en quienes no
quieren ceder de lo suyo para que alcance a los demás». Y, con corazón de padre,
se preocupó de «las mayorías pobres”, pidiendo a los poderosos que convirtiesen
«las armas en hoces para el trabajo”.
Devoción al mártir de la
fe y amor al pueblo en El Salvador y América Latina
“Quienes
tengan a Monseñor Romero como amigo en la fe, quienes lo invoquen como protector
e intercesor, quienes admiren su figura, encuentren en él fuerza y animo para
construir el Reino de Dios, para comprometerse por un orden social más
equitativo y digno”.
Por último, el Papa pidió la “reconciliación
nacional” ante los desafíos que hoy se afronta el país y sostuvo “se une a sus
oraciones para que florezca la semilla del martirio y se afiancen por los
verdaderos senderos a los hijos e hijas de esa Nación, que se precia de llevar
el nombre del divino Salvador del mundo”.
Cinco cardenales de América
Latina han participado a la ceremonia, entre ellos Óscar Andrés Rodríguez
Maradiaga, de Honduras; José Luis Lacunza, de Panamá. Además, hicieron presencia
15 arzobispos y unos 60 obispos de Latinoamérica, Norteamérica y de
Europa.
Es sabido que el Papa Francisco ha dado el último impulso a la
causa de beatificación que ha tenido que esperar 31 años de instrucción e
investigación y que ahora seguirá su curso, espera el pueblo salvadoreño, hasta
llegar a la canonización del ‘mártir de América’.
Fuente: Aleteia