En la Pouponniere han sacado adelante, desde 1955, a más de 4.000 niños. La inmensa mayoría han vuelto con su padre o sus familiares después de superar el primer año de crianza
Riesco escribe que Justina es "una madrileña nacida
en Vijuesa, un pueblecito de Zaragoza". Cuando tenía nueve años, junto con su
madre y sus otros cinco hermanos, viajó a Madrid. Ahí estudió enfermería
y, cuando tenía 21 años, sintió que quería entregar su vida a los demás.
Sor Justina ingresó en las Franciscanas
Misioneras de María como enfermera y sus superioras enseguida la enviaron a
Senegal. Era el año 1973. Pero sólo estuvo un año aprendiendo francés y casi de
paso para Burkina Faso -cuando aún se llamaba Alto Volta-. Ahí pilló la malaria
y la cosa se complicó tanto que a los cuatro meses estaba trabajando en
el hospital de Niamey, en Níger, donde fue enfermera durante nueve
años.
Luego regresó a Burkina Faso y durante otros siete años,
trabajó en una maternidad ayudando en partos y el cuidado de bebés.
Debido a una lesión en un ojo y a que los medicamentos antipalúdicos
cada vez la protegían menos regresó a Madrid en 1990 tras 19 años en África.
La Pouponniere: 80
bebés
Tras seis años en España, y "más o menos recuperada", volvió a
África, a la Pouponniere de Dakar,
una casa-cuna en la que recogen a niños huérfanos de madre
(algunos de padre y madre), y a bebés abandonados o recién nacidos cuya madre ha
caído enferma y no puede atenderlos durante el primer año de vida.
"Tiene 80 muñecos de entre 0 y 12 meses que no dejan de llorar, de reír,
de ponerse malos, de tomar biberones y papillas, de pedir que les
cambien el pañal, de solicitar baños, mimos, masajes en la tripa para
los cólicos y que les cojan y les canten para dormirse después de que les llenen
de besos", explica el periodista de Pueblo de Dios.
En la Pouponniere han sacado adelante,
desde 1955, a más de 4.000 niños. La inmensa mayoría han vuelto con su
padre o sus familiares después de superar el primer año de crianza. Alrededor
del 12% han encontrado una nueva familia en Senegal, en Italia o en España.
Son ya 19 años los que Sor Justina lleva en esta misión de Dakar. "Ahora
tiene que cuidarse un poco más porque ya ha cumplido los 78. Cada año va
a España a que el cardiólogo controle su corazón al tiempo que se reúne
con las familias de los más de 40 niños de chocolate que viven y dan vida en
nuestro país. Ellos son los que le curan realmente el corazón", explica Santiago
Riesco.
Fuente: ReL