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| León XIV saluda a la multitud desde el papamóvil en Via dei Condotti al llegar para rendir homenaje a la Inmaculada Concepción. |
Roma no ha vuelto al
centro del mapa porque nunca dejó de estarlo. Desde hace siglos es destino de millones de personas que, al visitarla,
vivirla o contemplarla, han encontrado allí algo que les cambia la mirada —y, a
veces, la vida—.
Pero este 2025, la Ciudad Eterna vive un año
extraordinario. Al flujo habitual de turistas se ha sumado la llegada
masiva de peregrinos, diócesis, grupos de amigos, familias y parroquias que
acuden, como se suele decir, a 'ganar' el Jubileo. A ello se añade un
acontecimiento histórico: la elección de León
XIV como 267º Sucesor de Pedro el pasado 8 de mayo. Ambos factores ha
llenado Roma como hacía tiempo no se veía.
Y en ese contexto, las audiencias papales se han convertido en una de las experiencias más solicitadas por los viajeros que visitan Europa, con un aumento sin precedentes: casi nueve veces más reservas que en 2024, según datos de la plataforma internacional Hellotickets.
Europa lidera el interés
La tendencia no es marginal. Durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 2025, la demanda de entradas para las audiencias generales alcanzó niveles récord. Los datos indican que la mayoría de visitantes procede de Europa, con los franceses (31 %) en cabeza, seguidos de italianos (14,7 %) y portugueses (11,2 %). España comparte con Alemania la quinta posición, con un 8,6 % de las solicitudes.
Aunque los motivos de cada viajero varían, hay una coincidencia evidente: las audiencias papales se han convertido en una cita de referencia. Muchos visitantes no solo buscan una experiencia turística, sino también adentrarse en una dimensión esencial de la Ciudad Eterna: su historia cristiana y su profundo vínculo con la fe.
Roma, más que ninguna otra ciudad, es testigo del esplendor del mundo antiguo y del triunfo del cristianismo. Su diócesis en la 'Sede de Pedro', la 'Sede Apostólica', la ciudad del Papa y el corazón espiritual de la Iglesia católica universal. Sus templos, obras maestras y monumentos atraen a millones por su belleza artística, pero solo quien comparte la fe que les dio origen alcanza a comprender plenamente su sentido: el latido vivo del espíritu cristiano en el corazón del mundo.
«Lo
católico no está de moda»
El fenómeno llega en un
momento en el que, desde la música hasta el arte contemporáneo, parece hablarse
de un cierto 'renacer' de lo espiritual, con
una recuperación de símbolos y referencias cristianas en la cultura actual. Sin
embargo, reducir este renacer al interés mediático o a un simple 'efecto
tendencia' sería quedarse en la superficie. Lo que está ocurriendo responde más
bien a una necesidad interior de
redescubrir lo esencial.
Como recordaba
recientemente el periodista y escritor
Jaume Vives en este mismo periódico: «Lo católico no está de moda, por
mucho que un disco, una película o un equipo de fútbol toquen tangencialmente
el tema, pero hay muchos corazones
inquietos que quieren salir de ese estado de narcolepsia en el que
llevan instalados desde hace años. La Iglesia tiene que prepararse, acercando
la moda a lo suyo y alejando lo suyo de la moda, para que esa legión de
corazones, que está llamando a su puerta, se sienta en casa».
El pontificado de León
XIV parece haber traído un nuevo impulso
a la vida de la Iglesia. Su estilo sereno y reflexivo está despertando
esperanza entre los fieles y la multiplicación de estos en las audiencias es,
quizás, el síntoma más visible de un movimiento más profundo: un deseo de
volver a mirar hacia Roma no como destino exótico, sino como punto de partida.
María Rabell García Corresponsal
en Roma y El Vaticano
Fuente: El Debate
